Hemos escuchado una canción de
Calamaro, del Honestidad Brutal.... y te preguntarás, ¿a qué viene
esta noche esto, que vendrás intoxicado de psicodelia, pop sesentero
y demás parafernalia lunar y alucinada? Pues que la semana pasada
como te prometí estuve viendo Searching For Sugar Man...y es tan
buena como me habías contado. Da gusta ver un cine en Zaragoza
lleno, aunque la sala fuera pequeña y fuera sábado por la noche,
Hay una escena, en la que Sixto
Celorrio vuelve a los escenarios, y no desvelaremos más de la trama
del documental para no tener que acudir a la manida alerta de
spoiler), y en la que aparece para tocar con su banda con una
estética delirante: con un chaleco sin nada debajo, vaqueros y botas
camperas sobre los vaqueros. Estética delirante, pero directamente
tomada de la que llevaba Dylan en los terribles ochenta, cuando grabó
sus discos acompañado por la guitarra solista de Mark Knoffler. Para
llevar un chaleco sin nada debajo, dejemos las cosas claras, hay que
ser Dave Gaham de Depeche Mode...o como mucho Enrique Bunbury, que,
de todos modos le queda demasiado Mariachi, demasiado El Cóndor
Pasa... bueno, aparte de esto más cómico...es curioso, no digo que
sea un imitador, ni mucho menos, per está claro que tanto en la
estética, como en la forma de cantar, algo nasal, como en el
atrevimiento de vestir a sus canciones de guitarra de palo y voz con
arreglos (Qué violines, eh, miqui, qué violines) hermosos,
ampuloso, el juego de metáforas, todo lo encuadra dentro de una
tradición Dylaniana...y aunque la personalidad de Sixto Celorrio
parece estar por encima del imitador puro...hoy quería llamarte para
hablar, de Dylan pero sin Dylan.
Imitadores o seguidores, FOB (acrónimo
de Friend of Bob)...si hay uno que en los últimos años ha destacado
por su devoción casi enfermiza fue Andrés Calamaro en la primera
época posterior a la separación de los Rodríguez. Con su primer
disco, Alta Suciedad y más con el segundo, Honestidad Brutal, un
disco doble, excesivo, nasal... Calamaro llevó su devoción a un
extremo casi camaleónico, trasmutando su aspecto al de
Dylan...obsesivo compulsivo, como toda la gente que se acerca a
Dylan, llegó a ser telonero en una de las giras de Dylan, yo le pude
ver en Zaragoza, en el Príncipe Felipe, un concierto que fue un
auténtico despropósito y en el que un Calamaro absolutamente
intoxida y anunciando el desmadre posterior que iba a ser el Salmón
aullaba en las primeras filas, tras su actuación. Era una cuestión
casi religiosa. De todos modos, de aquella época, quedan canciones
tan bellas como la que hemos escuchado al principio y es que
Calamaro, con todos sus desmadres y errores, es un compositor
mayúsculo.
Dicen que en España costó más la
evolución hacia la música pop contemporáena y adulta porque Joan
Manuel Serrat nunca se colgó una guitarra eléctrica y cuando lo
hizo, o lo hicieron sus músicos de acompañamiento, ya eran los
ochenta y el sonido, más que canción de autor electrificada,
parecía AOR de la peor calidad listo para el consumo de fans de Dire
Straits (y es que al final volvemos siempre sobre lo mismo). Pero uno
de los que más me ha recordado siempre a Dylan, desde un prisma más
oscuro y arrebatado ha sido Xavier Baró, desde los tiempos de
Primavera Negra hasta sus trabajos en solitario, sobre todo aquellos
en los que ha adapta al catalán poemas de Rimbaud. El poeta
simbolista francés, una de las mayores influencias de Dylan en su
manera de trabajar las metáforas, sobre todo en su época más
ácida... Baró lo lleva a su terreno de siempre, la canción de
autor electrificada y desde aquí, un tipo, Baró, que me gustaría
reivindicar.
En Literatura, hay casos muy curiosos
en España, en los años noventa, con la explosión de la literatura
alternativa, dos de sus exponentes básicos, Ray Loriga y Benjamín
Prado se declararon fans incondicionales de Dylan...Loriga incluso se
marcó una foto con su mujer, Christina Rosenvinge (por cierto, la vi
el otro día en Zaragoza, se hace acompañar de un pipiolo poeta, de
dos metros largos de alto, con el que hacen spoken word...fascinante,
esa mujer se alimenta de la sangre de los jóvenes para permanecer
bella para siempre) caminando por la calle al modo de la portada de
THE FREEWHEELIN´. Loriga y Benjamín Prado, este último sobre todo
ha debido llevar su demencia hasta extremos de ir siguiendo a Dylan
por Europa y comprándose todos los bootlegs...todos los piratas...a
ver, que sí, que todos lo hemos hecho, pero bueno... e incluyendo
como referencia a Dylan. Sin resultar demasiado forzado...no como
algunos escritores ahora en Aragón, de proyección nacional, que
venden el recurso rockero recurriendo a Dylan como si fueran
auténticos devotos y quedándose con Like a rolling stone y poco
más...pero bueno, no es momento para insultar ni sacar los colores
nadie. Y, sin querer incidir en la parte más rosa del discuros,
aprovecho para decir bien alto aquí, en la intmidad de los dos,
querido Miqui, que Nacho Vegas (digo rosa porque estamos hablando de
novios de la Rosenvinge, ex.novios en realidad) ha vendido la imagen
dylaniana...chico, no sé...todos queremos a Nachete, pero tanto como
para hacerlo el nuevo Dylan.
Y luego está Johny Cash. ¿Johny Cash
imita a Dylan? No, por favor...Dylan siempre ha querido ser como
Johny Cash. Bob te dirá, no, Miqui, yo quería ser como Woody
Guthrie y tener una guitarra que matara fascistas. Pero no es
verdad...Dylan quería ser Elvis...Rimbaud...no...yo estoy muy seguro
de que le hubiera gustado tener ese halo misterioso de el gran Cash.
Le gustaba el country, le gustaba ese punto religioso sin ser
mesiánico...hay unas sesiones, Nashville Sesiones, purísimas, se
oye cómo crujen las sillas donde están los dos sentados cantando...
El asunto no es único en el mundo
anglosajón, no, no, ni siquiera en Argentina, no...si hay un sitio
en el que aparecieron imitadores de Dylan en los años sesenta con
más o menos tino es en Francia. Aparte de las versiones maravillosas
en francés de las chanteuses (esa versión de Marie Laforet de I
Want you “D’être à vous” )..o el disco entero que hace unos
años le dedicó “Vise le ciel”, Francis Cabrel, hay dos tipos
que, sobre todo por su manera de cantar y por el rollo político, me
recuerdan al maestro Dylan escupiendo palabras. Uno es Antoine, de
carrera más corta, pero que tiene un hit absoluto, junto a su banda
Los problemas, Las Elucubraciones...y otro Jacques Dutronc, muy fan,
siempre...te vale para una sesión retro, para una yeyé y hasta si
estás pinchando soul y bugalú te metes un tema como The Responsable
y quedas como dios. Te voy a poner un tema de Dutronc, un clásico,
que te levanta la noche.