lunes, 5 de agosto de 2013

Cachito mío

Hace un par de semanas paré en una gasolinera que hay en la entrada de Calatayud y mientras esperaba para pagar me puse a rebuscar entre los estantes de discos de saldo. Ya quedan pocas estaciones de servicio donde uno pueda practicar el milenario arte del husmeo entre cintas de carretera y la verdad que es una pena. Entre discos de The Doors o Kenny Rogers encuentro una auténtica joya, un clásico: Nat King Cole canta en español. 2,95 euros. Las versiones en español de Nat King Cole son grabaciones eternas, banda sonora de viajes y verbenas, y es difícil encontrar una familia que no haya tenido una cinta de cassette o uno de esos cartuchos de ocho pistas, mastodónticos e inencontrables, que comenzaba, casi de manera invariable, con el inmortal Cachito mío. Banda sonora original de viajes, verbenas y fiestas. Cole, que había sido parte de la escena jazz norteamericana en los años cuarenta, alcanzando la fama como pianista con el Nat King Cole trío, decide entrar a grabar en el año 1958 una serie de clásicos del repertorio latinoamericano. Entre La Habana y Ciudad de México registra rancheras y boleros clásicos como Las mañanitas o Piel Canela. Lo curioso era que Nat King Cole no hablaba ni una palabra de español y tampoco era capaz de aprender un idioma en unas semanas, así que tuvo que memorizar de manera fonética los textos, repitiendo los sonidos una y otra vez hasta que consiguió aprenderse las canciones. Eso, evidentemente, trajo como resultado ese fraseo tan caraterístico en sus interpretaciones, en las que parece estar masticando las palabras, pero que, por otro lado, le otorgan un sabor añejo, emocional y mítico a las versiones de Cole. Te prometo, cariño, que si esta noche tocan Ansiedad, te saco a bailar. 


Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del viernes 2 de agosto de 2013