viernes, 26 de agosto de 2011

Despedida de Bodega Tuyus: Zombies españoles, Diego Vasallo y poemas de Leonard Cohen


Nos despedimos de Bodega Tuyus con la última entrega de palabras y pop. Esta vez degustamos (cerebros y libros) con algo de literatura zombie, recomendando el final de la trilogía de Apocalipsis Z de Manel Loureiro: La Ira de los Justos. Mientras el final del verano se lanza sobre nosotros, tenemos tiempo para la poesía de Leonard Cohen, sacada de su libro La Energía de los Esclavos y para terminar un tema de Diego Vasallo, Cenizas. Hasta la próxima temporada.

Descargar aquí (a partir del minuto 22)

jueves, 25 de agosto de 2011

El bungalow de mis abuelos

Hasta ese verano mi madre siempre se había negado a pasar por delante del solar donde las obras languidecían desde hacía años. Allí, entre vigas inacabadas y cimientos abiertos al sol de Salou había estado el bungalow de sus padres. Me imagino a una jovencísima Carmen volviendo una noche cualquiera de un agosto cualquiera de los sesenta con la sonrisa iluminada y eterna (la misma que sigue curando cualquiera de mis males) después de haber conocido al Dúo Dinámico en una discoteca. Me imagino también a mis padres festejando en el paseo marítimo, a la altura de la estatua de Jaime I. Recuerdo también mis largas tardes allí, jugando con indios de plástico que se mezclaban en un diorama imposible con figuras mal esbozadas de soldados británicos, pegando junto a mi padre el cromo de Raúl Amarilla en el álbum de la Liga 86/87 y despegándolo después para llevarlo, enrabietado por su paso al Barcelona, a la sección de últimos fichajes. Y algunos años después, leyendo bajo el calor narcótico que se filtraba por el columpio, las aventuras de Bukowsky, en aquellas compactas ediciones de Anagrama que seguía compaginando con tebeos de la Patrulla-X. Mi padre, mi madre, yo mismo, cumpleañeros de agosto, en una sucesión de tartas y las noches de estrellas artificiales, con el rugido de los cercanos slammers, escuchando en silencio las conversaciones de los mayores. Los Tours de Perico, el sueño pesado acompañado de la radio deportiva. Después mis abuelos vendieron aquel chalet, yo hacía mucho que no me dejaba caer por la playa. Mi abuelo murió y mis padres, gente de costumbres como yo, empezaron a alquilar un apartamento en el camino entre el puerto y Vilafortuny, donde en los ochenta no había nada. El mes pasado, bien aprovisionado de tebeos y guías ciclistas (¿quién hubiera pensado que Contador nos iba a fallar?) volví de nuevo. Ana iba conduciendo y yo, mientras cambiaba los cedés, le desgranaba toda la mítica de los años dorados. La primera noche fuimos a cenar y a la salida del restaurante caminamos los cuatro hacia la manzana donde había estado el bungalow. Por fin llegamos a la intersección desde donde se podía ver el solar, ruinoso granito abandonado. Mi madre sostuvo la mirada unos segundos, luego se dio la vuelta y se alejó. Me adelanté unos pasos, le cogí la mano y se la apreté. Ella sonrió.

Cuento de verano aparecido en el Heraldo de Aragón del jueves 25 de Agosto de 2011

Leiber&Stoller

Hace unos días desayunamos con una triste noticia: la muerte de Jerry Leiber. Uno de los compositores más grandes de la historia de la música pop, el primer apellido de la dupla Leiber&Stoller. Los que como yo practican la noble afición de leer y memorizar hasta el último crédito de los discos -y aquí no me voy a poner exquisito, cedés o vinilos, vale todo si tienes la voracidad suficiente- los recordarán por ser los autores de "El rock de la cárcel" o "Stand by me", aunque en mi colección de favoritas se encuentran todos los hits que hicieron para The Coasters. Sí, señoras y señores, hablamos de palabras mayores, muy mayores. Elvis, Celentano o Silvio, otro grande, han cantado sus temas y nosotros, supiéramos o no quién los escribía, los hemos integrado para siempre en la memoria emocional de nuestras vidas. Ya no queda rebeldía en el rockandroll, los "Teddyboys" originales, los que compraron singles recién sacados de Sun Records, tienen más de setenta años y los rockers que se apuntaron a la movida en el revival de los ochenta languidecen en orquestas.

La música no murió el día que Buddy Holly se estampó con una avioneta en mitad de una tormenta de nieve – a pesar de lo que diga la hermosa canción "John Milner" de Gabriel Sopeña-, lo hizo cuando Elvis, atiborrado de emparedados de mantequilla de cacahuete, dijo basta. El exceso terminó con lo contestatario y cuando ahora uno escucha cualquier disco es difícil no detectar una sensación de vacío. Menos mal que quedan las canciones. Para mí es suficiente haber compartido unos cuantos buenos momentos con mi padre y sus cintas de rock clásico. Así que quizá sea el momento de grabar un buen recopilatorio, echarse a la carretera y acudir a la fiesta de coronación del Rey Criollo.


Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del jueves 25 de agosto de 2011

viernes, 19 de agosto de 2011

Cuarta entrega de Bodega Tuyus: Fanzines y amor analógico


En esta nueva visita a Bodega Tuyus Miqui Puig y un servidor descubrimos nuestro amor por lo analógico, por los fanzines y pequeñas ediciones de poesía: Tales from the Crypt de Vinalia Trippers, La Naval y la Revista Hache y las últimas ediciones de poesía editadas por 4 de Agosto en el Agosto Clandestino. Y todavía tenemos tiempo para hablar de Loquillo, las matemáticas y cómo recaudar fondos benéficos (La entrada es gratis, la salida vemos), Mas Birras y Los Chicos de Provincia somos así. Como despedida un clásico de los Saicos redescubierto en el último Festival Estoesloquehay: Demolición de Wau y los Arrghss

Descargar aquí (a partir del minuto 18:30)

Habemus papa

No podía faltar la referencia a Love of Lesbian en esta columna de verano, que todos los seguidores de John Boy habrán identificado (a pesar de la incorrección semántica de la traducción). Esta visita papal cuenta con la aquiescencia de las autoridades, que juegan un papel claro en la búsqueda de comodidades y prebendas para las huestes (y digo huestes, no hordas) de jóvenes católicos, Pero aquí cada uno es responsable de sus acciones y los que han aprobado y facilitado la presencia de la cabeza de la Iglesia han sido los mismos a los que votamos, delegándoles, no lo olvidemos, la opción de decidir este tipo de asuntos. No caigamos presos de un laicismo mal entendido, aquel que se basa en el acoso y derribo de todo lo que tenga que ver con lo apostólico y romano; una parte de la sociedad española (la misma que trata de hacer desaparecer la Navidad del calendario festivo o nos sacude con felicitaciones del Solsticio cuando el paganismo aflora) se siente molesta por el despilfarro. La guerra de cifras, habitual en estos meses de estío, siembra de dudas al lego: uno no termina de saber muy bien si la llegada de Benedicto XVI es como una Expo Universal comprimida en unas pocas jornadas o por el contrario arrasará con las escasas provisiones del erario público. La religión católica no es un buffet libre, no se puede elegir entre lo apetitoso o lo políticamente correcto, pero la libertad de credo implica un respeto y mientras no se demuestre lo contrario, los seguidores papales son tan respetables como los animistas o los musulmanes. Estudié en un colegio católico y abandoné la práctica hace muchos años. Mis únicas visitas a iglesias en estos últimos años son para bodas o visitas turístico-culturales (pocos funerales, gracias a Dios, con perdón, claro). No soy parte de la juventud mundial más que nada por cuestión de edad y siempre he sido más de Albert Camus que de Teilhard de Chardin. Pero a mí, que venga o no el Papa me da exactamente igual. Lo que tengo claro es que un puñado de católicos guitarra en mano no me molesta en absoluto.


Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del 18 de agosto de 2011

lunes, 15 de agosto de 2011

Tercera entrega palabras y pop en Bodega Tuyus: Carnicer, Mil Violines de Kiko Amat y Desmond Dekker





























Tercera visita a la Bodega Tuyus, con Miqui Puig de anfitrión. En esta ocasión comenzamos con un poema de Javier Carnicer, de su libro Estuche de Lijas y a continuación hablamos de Morrissey, las cubetas de vinilos, canciones de películas, Londres y las playas del Mediterráneo gracias al libro Mil Violines (Random House-Mondadori) de Kiko Amat, un tratado sobre el amor por el pop que te deja una sonrisa perpetua. Como no podía ser de otra manera, cerramos la visita con un tema de esos que nunca te cansas de escuchar: The Israelites de Desmond Dekker and the Aces. Son tiempos de Rude Boys.

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jueves, 11 de agosto de 2011

Y tú me lo preguntas: andanzas de un treintañero en verano





He estado fuera de la ciudad unos cuantos días, desde la incursión en el Low Cost hasta Ateca, pasando por Amsterdam. En la capital holandesa, como no podía ser de otra manera, me hice con una buena colección de singles de vinilo que, si todo va bien, estrenaré, junto a otros más, el 30 de septiembre en una sesión de vinilos+EP´s (only analógico) en el Poeta Eléctrico. También recobré una vieja pasión: la literatura de ciencia ficción. La magia de Orson Scott Card, que ya me había infectado en "El juego de Ender" volvió de nuevo con "La voz de los muertos", una magnífica segunda parte donde la religión, las múltiples opciones que supondría el contacto con razas inteligentes extraterrestres y la lentitud de la auténtica sci-fi con base científica. Muy recomendable. El pequeño trufero que llevo dentro se encontró una pequeña joya en la tienda de libros de segunda mano que hay al lado de la Plaza San Francisco: una de esas antologías que publicó Bruguera en los años ochenta. Auténtico oro negro y cibernético. En el Aeropuerto de Madrid, con la ansiedad del adicto (hacía días que se me había terminado toda la lectura en Holanda) me compré un libro de relatos de Scott Card (el armadillo lo eligió frente a una novela de Asimov), "La gente del margen". Cuentos postapocalípticos en la onda de La Torre Oscura de Stephen King, delicados, leves, sin excesos galácticos ni mutaciones extrañas. Y al llegar a casa me encuentro con que Random House-Mondadori habían sido tan amables como para mandarme Mil Violines de Kiko Amat. Un libro que se lee con una sonrisa en la boca, mientras te imaginas el final de los ochenta en Sant Boi, Morrissey y una de las mejores frases de la historia de la literatura pop: "Las cosas nunca son iguales después de hacerse ENTERO el "Todo a tres euros" del holandés que viene todos los años para la feria del disco de Barcelona". Leí El País, El Mundo, El Heraldo, enteros, recobrando el placer de la prensa diaria (tanto que me puse las pilas y volví a enhebrar una columna cómplice en el Heraldo) y lamentando no haber escrito más estas semanas (no me pidieron ningún cuento de verano, con la ilusión que me haría eso a mí). Hemos seguido visitando a Miqui Puig en su Bodega Tuyus todos los jueves con puntualidad británica, como punk-rockers enamorados fanáticos de Sergio Algora, Pecker y el reggae (uno nunca se cansa de escuchar Israelites de Desmond Dekker and the Aces). Más buenas noticias en forma de paquete de correos: el nuevo número de Vinalia Trippers. Esta vez cuentos de terror desde la tumba. Irá a la Bodega Tuyus la próxima semana.

Fuimos a los Renoir. Mucho tiempo sin ver cine y a pesar de que Farewell era mi tercera opción (ya sabéis, frente al Origen del Planeta de los Simios o una historia con Ricardo Darín de protagonista, en realidad son dos historias cíclicas, más de lo mismo) la disfrutamos. Cine analógico, cintas de cassette, el Osito Misha, los coches soviéticos, un inmenso Kusturica (con ese carisma que tienen Allen o Truffaut cuando se ponen delante de las cámaras) para demostrar cómo los cambios grandes comienzan con pequeñas cosas. Quizá sobraba la presencia de los sosías de Reagan y Mitterrand o las tópicas escenas de tortura del KGB, pero es una película excelente.

Por cierto, Falling Skies ha llegado al final de su primera temporada con un bajón tanto en argumento como espectacularidad. Se entiende que el presupuesto no da para demasiados monstruos, pero les ha atrapado el "Síndrome Lost": episodios enteros yendo de un lado para otro como pollos descabezados. Y de Torchwood no digo nada, porque es que me da hasta pereza ver los capítulos. ¿Qué han hecho contigo Jack Harness?


Algunos pequeños placeres, ¿no?

Mil violines

Comienzo de Agosto en Ateca, piscina y bicicleta, como si uno tuviera veinte años y realmente creyera en el futuro del mundo. Leo “Mil Violines”, el último libro de Kiko Amat y me despojo de prejuicios: creo en el pop como mecanismo de salvación. Kiko Amat es fanzinero, coleccionista de vinilos y presume de llevar la ropa sin demasiadas arrugas. Yo le creo. Más que en el juego de espejos de las bolsas, saturando incómodamente la semana de números y porcentajes. Las canciones como metáfora del recuerdo instantáneo (sería contraproducente incluir aquí a magdalena de Proust), como también lo son las carreras ciclistas, el calor acumulado en el coche cuando vuelves de la piscina o la sensación de pesadez tras una comida excesivamente copiosa. Vuelvo a Kiko Amat, estirpe de los amantes del objeto, de la emoción de lo analógico, que elevan las cintas de cassette paternas a auténticos pilares de la educación emocional. Creo en el tecnopop, en el yeyé y el tropicalismo, no creo en la furia acumulada en los salones, en el fuego saliendo de las vidrieras ni en la portada del Marca. Creo en los botines relucientes, las manoseadas novelas de Orson Scott Card, abandonar la cuenta de Twiter unos días, escuchar la radio solo al punto de la mañana y antes de dormir. Leo a Kiko Amat, catalán de Sant Boi y anglófilo como sólo lo pueden ser los “angrymen” patrios de finales de los ochenta, y habla de Los Negativos y The Jam, del pop en su acepción popular (no chabacana, popular) y entonces, tratando de no mojar con agua clorada el periódico, en las noticias hablan de Brixton y claro, revuelvo entre las cintas y pongo London Calling de los Clash, llego a “Guns of Brixton” y el círculo se cierra. Muertos de hambre robando televisores de lujo y policías de gatillo fácil. Es complicado montar la revolución si no hay un enemigo claro. Todo lo anterior, claro, por no hablar de la visita del Papa.


Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del 11 de agosto de 2011

sábado, 6 de agosto de 2011

moderno de garrafón con un single de vinilo de Fleet Foxes

Segunda entrega de Palabras y pop en Bodega Tuyus: Biografías musicales


Segunda entrega de palabras y pop en Bodega Tuyus, junto a Miqui Puig que de nuevo me recibe en su lugar íntimo de ComRadio. Hablamos de Amsterdam, Irving Welsh y su Porno, el libro Una semana en el motor de un autobús de Los Planetas, Pere Gimferrer, Kiko Amat y Francisco Casavella, los 12" de Housemartins y terminamos con una versión rara de La Costa Brava, Some girls are bigger than others adaptada como Chicas mejores que otras.

Descargar aquí (a partir del minuto 25)

jueves, 4 de agosto de 2011

Vuelve Vinalia Trippers: Trippers from the Crypt.


























Vicente Muñoz nos llevó de nuevo a la cripta. Desde lo más profundo del "grave", ahí donde el zombie de Lux Interior le pone música a los poemas postmodernos de Lovecraft. Volvemos a la carga con un número de Vinalia Trippers dedicado a lo más terrorífico del pulp, los cuentos para no dormir, los esqueletos acartonados que cobran vida durante unas lunas, relatos para adultos de esos que te electrifican el espinazo. Recién salido de imprenta, no tengáis miedo, os va a erizar todo lo prohibido.

Un minirelato de un servidor acompañado de una ilustración del grandísimo Santi Jurado.

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Para comprarlo aquí: vinaliatrippers@yahoo.es

Nubes con la Mente en el Agosto Clandestino


Tendremos la suerte de presentar el primer libro de la colección Canto de Lupa, Nubes con la mente (tributo literario a Love of Lesbian) en uno de los mejores entornos literarios del verano, el Agosto Clandestino, que se realiza todos los años en Logroño y alrededores. La cita será el sábado 13 de agosto en el Patio del Camino de la localidad de Navarrete, a partir de las 20h y con la presencia de los autores Odón Serón, Enrique Kb, Carmen Beltrán y Octavio Gómez Milián.

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miércoles, 3 de agosto de 2011

Primera entrega de palabras y pop en Bodega Tuyus: músicos metidos a escritores

El pasado jueves tuve el gusto de acudir a la Bodega Tuyus, donde Miqui Puig desde ComRadio recibe a una variada fauna de amigos: punk rockers enamorados, poetas que siguen esperando la vuelta de lo analógico y señoras amables que traen la merienda. Hablamos de palabras y pop: recomendamos Micropoemas 3 de Ajo (libros del Arrebato) y de paso recordamos otros músicos metidos a escritores: Micah P. Hinson (y un saludo a Tachenko), Antonio Luque (aka Sr.Chinarro) y por supuesto a uno de los más queridos y recordados, Sergio Algora y sus dos libros de relatos No tengo el placer y A los hombres de buena voluntad (Editorial Xordica) y nos despedimos, como no podía ser de otra manera con un tema de Pecker, su deliciosa versión del tema de Pinker Tones, Estirado al sol.


Descargar aquí (a partir del minuto 10, aunque merece la pena escucharlo todo, claro)

y aquí el momento en el que Copiloto hace su aparición en Bodega Tuyus