Grado en maestría el de este país capaz de hacer oídos sordos a todo lo que lo rodea y centrarse en elementos pop-de popular, entendámoslo así- dejando que campe a sus anchas el viejo “Panis et Circenses” que cantaban Os Mutantes. Mientras todos los ecos del debate sobre el estado de la nación rebotan apagados en la Moncloa, como si de un Belchite centralista y psicofónico se tratara, nos apresuramos a lamentarnos del penúltimo puesto en Eurovisión, esta vez sin las lágrimas sentidas de la oronda Rosa de España y que nos deja con ganas de recuperar a Peret para que el próximo año cante “Xavi” en calé, un perfecto quiebro lingüístico simétrico por lo que a la raza gitana y su distribución toca en todas las regiones. Más pan con la victoria del Barcelona desembocando en vandalismo ilustrado mientras los convergentes agitan sus camisas al aire y le ríen la gracia a los de los silbidos o más circo con todas las tintorerías de Valencia guardando como oro en paño los resguardos de los trajes de Camps. Y es que se cumple el aniversario de la exclusión del marxismo en el ideario oficial del PSOE mientras algún político hace oposiciones con el temario de Groucho sin esperanzas de pasar el primer corte. Casi se nos ha olvidado el apocalipsis porcino en esta semana de saltos en el tiempo y referencias cruzadas al llegar el último episodio de la temporada de las principales series americanas. Uno termina por pensar que la cronología de los hechos nos la marca los capítulos de Perdidos en vez de las puntuales elecciones europeas. Pienso en ellas como un cementerio de elefantes al acercarme con miedo al buzón y encontrar el nombramiento de suplente de mesa. Quizás haga como Almodóvar la última vez: proclamar un intento fallido de golpe de estado y llegar con resaca a la cita electoral. Maestría pop o buffet libre ideológico. Ustedes eligen.
Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del miércoles 20 de Mayo de 2009