domingo, 27 de mayo de 2012

De colores

La Falange manifestándose como auténticos iluminados por la unidad de España, los rácanos nacionalistas haciéndose ocho horas de Alsa hasta la capital del reino, el patriotismo de saldo... Todo en la misma semana de las protestas contra los recortes en la educación pública. Un buen paranoico se preguntaría si no está todo preparado. Este país va cada día más puesto de ácido y es que los colores lo cubren todo: rojo y gualda, algo de púrpura para no molestar a los del 14 de abril y, de paso, quedar bien con los obispos... y la marea verde en la televisión, se me cae el alma a los pies viendo a Gaspar Llamazares en su mejor momento Tonetti desde que lo purgaron del PCE con su camiseta por la defensa de la escuela pública o a Barreda tratando de combinarla con una americana. Tuvieron su oportunidad, todos estos años de decadencia incontrolada, con sus "órdenes de arriba", convirtiendo las aulas en una broma de mal gusto, los mismos políticos que ahora buscan la foto, luchando contra el fracaso escolar a base de martillazos, entregando las llaves del reino a los que más gritaban. Contar las horas lectivas de un maestro, de un profesor, como las únicas de trabajo es como decir que Iker Casillas solo para balones el día del partido... Menos mal que hablamos otra vez de fútbol, con lo que prometía el principio de la columna y ahora se va usted a poner a hablar del problema de la educación. No, disculpe, aquí no hay problema, lo que tengo en las manos es una solución. Pero sí, aún hay caracteres para el fútbol, para sus banderas, para Esperanza Aguirre encastillada, para los de las provincias vascas y los países catalanes jugando entre ellos por la Copa del Rey en lo que parece el argumento de una obra de teatro de Fernando Arrabal. Y con todas las luces de los flashes estallando en el cielo del estadio ¿Saben lo que les digo? Hagan ustedes lo que quieran, pero que esto no se convierta en una cacería de zombis escuchando a Johnny Cash. Antes de disparar, pregunten.


Columna aparecida el jueves 24 de mayo de 2012 en el Heraldo de Aragón

domingo, 13 de mayo de 2012

Descenso de categoría

Aún a riesgo de recibir más silbidos que la diputada argentina que se mostró contraria a la nacionalización de IPF en el congreso argentino esta semana toca ser cenizo, previsible y con un punto demagógico: no me importa que el Zaragoza descienda. En realidad una semilla de culpable malicia dentro de mí me hace desear su descenso. Estoy harto de este país narcotizado por el balón, de sus medios de comunicación para los que somos ocas que engullen partidos y de sus políticos, deseosos del pichichi en populismo, siempre dispuestos al salvamento de última hora. Salgo del instituto y adolescentes engorilados, con el bachillerato recientemente abandonado, agitan banderas zaragocistas con una devoción casi mística. Un jugador del Granada, cortado por el patrón cani de los que se arrinconan en nuestras aulas, lanza una botella al árbitro. Lo peor es que igual mi admirado J. de Los Planetas le dedica una canción. Leo la contra de este Heraldo, periódico de mis amores, y ya no sé si hay algo más sobre la faz de los Monegros que no sea el Zaragoza, enciendo la cadena autonómica y los miércoles, todos los miércoles del año, retransmiten partidos absurdos, de millonarios repantingados en esta carrera por la idolatría que se mide en goles marcados. El país que ha cambiado para seguir igual agita la savia del dinero público para el reflote de las cajas chapuceras. Indignado, no como los acampados del diábolo que vuelven como una moda pasada, como un revival de tienda de campaña Decathlon; no, indignado por esta broma cíclica y pesada. Pienso en Luis, en Pepe, en mi querido Félix desde un cielo sin crucifijos, hablaréis de emoción y de sentimientos, yo hablo de pragmatismo e indiferencia, yo hablo de un país desbocado en la cuesta abajo que tiene a los dos mejores equipos del mundo, a todos los equipos del mundo. Que alguien me diga qué importa en qué categoría juegue el Zaragoza.


Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del jueves 10 de mayo de 2012