lunes, 30 de marzo de 2009

Mister Hyde, Domador y Señorita Evans


El viernes pasado y a pesar de estar al borde del agotamiento me apunté a la producción del concierto del centro cívico de la Universidad. Tocaban bandas que me gustan, que me gustan mucho… así que salvando el sueño y el stress me acerqué. He mandado una reseña del concierto, amable, como son todas las oficiales… pero me voy a permitir-hoy que tengo más tiempo-un poco de reflexión extra.


Mister Hyde estuvieron bastante, bastante bien. Hablando con Jorge parecía que no se habían terminado de sentir bien sobre el escenario el día del Muévete, aunque a mí ese día fue el definitivo, con las pantallas de televisión desconectadas y las moscas de electrones golpeando las retinas. El viernes fue simplemente correcto. Los conciertos así pulen, le dan solidez al repertorio. Los temas nuevos suenan como un cañón, las versiones (y eso que a mí Oasis no me gusta nada… ) siempre tienen un algo especial (siempre he dicho que hacer un tema de los Beatles como el I´m the walrus que se marcaban y encima quedar bien es complicado… y por lo menos parece que han eliminado del repertorio la mojabragas withoutuuu222)… es muy elegante introducir un fragmento de Love Will Tear Us Apart… la sección rítmica me parece uno de los valores más ricos de Mister Hyde ahora mismo…tratar de votar y rebotar (sobre el suelo y en los oídos) con la trepidación que ellos marcan es fundamental para que los temas nuevos funcionen a distintos niveles. Alex es un frontman potente, sin miedos, agarrado a la guitarra pero coherente… quizá tendría que pulir un poco las intervenciones entre tema y tema (demasiada tendencia a la ampulosidad que sólo puede generar media sonrisa entre el respetable) aunque controla estupendamente la voz. Es todo muy serio, pero sin ser aburrido o pretencioso.


Domador… bueno, Domador están creciendo muy bien y muy rápido. Yo lo voy a llamar a partir de ahora pop fractal, por la manera errática de generar sonoridades pero que termina dibujando melodías repetitivas que alteran la percepción. Me gustan más las canciones directas, las de tres minutos con voz y coros (la presencia de Pozo les ha dado mucho cuerpo, un soporte, unas tablas que pueden oscilar desde lo rítmico a lo solista, que da confianza) mucho más que los temas largos de indigestión eléctrica. Es muy complicado que la experimentación resulte a corto plazo y la capacidad del oyente medio es muy limitada. Las letras tienen una potencia sobrehumana. Eliminaría expresiones levemente gabineteras-y un poquito catetas, qué puedo decir-como Clooney o a propósito de Henry… pero claro… no me gusta la Ciudad de las Palomas y cada vez que la tocan me entra la ansiedad… quiero pasar a la siguiente. Tres, cuatro, cinco canciones perfectas… cuando uno ve a una banda buena y con canciones…se me lubrica la médula espinal y noto cómo se encharcan mis sinapsis.


Señorita Evans. Pensaba que la ausencia de Pablo en la batería sería paliada por unas simples programaciones…eso era un poco escamante, la verdad…una banda de blues rock como la que había escuchado yo en Asesinas y Violentas (primer EP del combo) no podía sustituir tan rápido a un elemento fundamental como es la batería. Pero es que la cosa tenía más miga…no era una batería programada…eran loops en vivo generados a base de patrones rítmicos directamente por una caja de ritmos (o un sampler o alguna cosa de esas que nunca sé diferenciarlas). Con un pinchadiscos muy eficiente (de los Sweet Sinners me fui enterando…María Caníbal me decía muy seria: es el dj de la Oasis…uff) tanto en la resolución de las programaciones como en la estética (chicos, qué puedo decir, soy así de superficial, pero es parte de mi credo) el tono era apetecible…y más cuando el bajista arrancaba a sus cuatro cuerdas unas tonadas tan nuevorden que casi asustaba… el único inconveniente es que retomar temas concebidos en sus arreglos y líneas melódicas de un esquema orgánico a uno sintético…las cosas chirriaban bastante. En realidad los temas nuevos fueron los que mejor funcionaron (“Coca cola y vainilla” es de ocho para mí), los que estaban enfocados hacia la inditrónica (y por si no quedó claro punteamos con un tema ya clásico de This Postal Service)… como me movía entre público conocido traté de tomar el pulso al viraje de Señorita Evans, pero me temo que estaban demasiado entregados emocionalmente y no captaban lo trascendente del cambio-allí a todo el mundo le parecía todo bien-. Es como si un día los Burning hicieran sus temas con arreglos propios de los Niños del Brasil…los mimbres están allí…las programaciones eficientes (la próxima vez tendrán que llevar su propio atril, que parecía el del señor alcalde el día que nos dieron la expo), el bajo me sorprendió gratamente, la guitarra funciona a niveles que van más allá de lo melódico…quizá los textos y la voz necesitan engrasarse más…la temática de la inditrónica es muy distinta a la del rock básico…que no se nos olvide nunca. ¿Y cómo quedaría Señorita Evans con una batería real acompañando las programaciones?


La respuesta… a esta misma dirección.
Fotografía de Pedro Popker