viernes, 28 de mayo de 2010

FM/AM

Mi madre siempre cuenta que, siendo yo un crío de tres o cuatro años, mi padre me metía con él en la cama con la firme intención de que me quedara dormido. Lo normal era que al poco rato mi madre entrara en la habitación y sobre la cama de matrimonio encontrara a mi padre en el primer sueño y a mí sosteniendo una radio portátil, embelesado con el sonido que surgía de ella. El medio ha cambiado, sobreviviendo, escapando del naufragio genérico, de la mutación cualitativa que todos los medios de comunicación han sufrido en esta época de redes globales y multiplicidad de fuentes. Últimamente cuesta escuchar programas de autor en las ondas: la fórmula musical sintética, el ordenador ha devorado al locutor que desgranaba con pasión sus filias, que producía un seguimiento casi devocional en sus oyentes, como hacía Ángel Álvarez y su “Vuelo 605”; resulta imposible encontrar rarezas como el teatro radiofónico que hacía Juan José Plans y sus historias en la medianoche de los domingos, el humor cercano y casi mítico de Alfonso Arús... sobrevivimos a base de podcast y el menú en diferido de los últimos fuera de la ley. Pero cada mañana sigues encendiendo el aparato, sintonizas con la confianza de que siempre habrá alguien allí, por muy pronto que sea y buscas la complicidad de las voces conocidas, familiares, rostros sin cara que impregnan tu memoria, que terminan siendo parte de ti. Y así sigo, manteniendo esa afición, con la inmensa suerte de haber podido pasar al otro lado del micrófono con más regularidad de la que nunca hubiera soñado en aquellos primeros tiempos de “Música para camaleones” en Radio La Granja, deseando, con todas mis fuerzas, que mis palabras, que las palabras que comparto con Miguel o con Alberto, hagan compañía, llenen algún hueco en la vida de los demás, sean una manera de ofrecer y recibir emociones, en el camino al trabajo, en la vuelta a casa, en el momento justo en el que la almohada empieza a fabricar sus propios sueños.
Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del jueves 27 de Mayo de 2010