Me gustaba el Equipo A. A todos nos
gustaba un poco el Equipo A. Y V, también nos gustaba V. Las
lagartas nos ponían bastante cachondos. No sabíamos lo que era
estar cachondos, pero sí que sabíamos que Diana nos hacía sentir
diferente. Había gominolas que parecían gusanos. Las comíamos
colocándolas sobre nuestra boca abierta en horizontal y dejándolas
caer poco a poco a poco. Sin miedo a ahogarse. Yo comía pocas
golosinas. Mi madre me controlaba los dulces. Hacía bien. En el
Equipo A salía Mr.T que le había dado de hostias a Stallone en
Rocky. Era difícil distinguir al Stallone de Rocky del de Rambo.
Años después vi en la RTL, la televisión de Luxemburgo que
recibíamos por la parabólica, una película medio erótica
protagonizada por Stallone. Me gustaban mucho más las que pasaban de
ambiente tirolés. Todos tenemos comienzos complicados, sobre todo si
estás un poco gordo. O mucho.
George Peppard y su puro. En el Equipo
A se disparaban mil millones de tiros y nunca mataban a nadie. En
realidad en el Equipo A nunca pasaba nada. Era una historia circular
que te volvía loco. Mr. T llegó a ser un personaje de dibujos
animados. En los títulos de crédito ponía que Mr. T hacía de B.A
Barracus. Luego en el doblaje español lo llamaban M.A. Nunca entendí
el porqué del cambio. Debería preguntárselo a alguna compañera
del departamento de inglés.
Dirk Benedict era el guapo del Equipo
A. La gente lo conocía por una serie anterior: Galáctica. Solo me
acuerdo del primer episodio de Galáctica. Tenía unos pocos cromos
heredados de mi primo David. En el primer episodio hay un ataque y
solo sobreviven unas pocas naves humanas. Unos cuantos años después
hicieron un remake y vi con ilusión las primeras temporadas. Me
resistí a ver el remake del Equipo A. Diana me ponía. Mucho. En V
salía Robert Englund antes de ser Freddy Kruger. A veces confundo al
jefe de la resistencia de V con el actor que hacía de McGyver. Veía
V en casa de mis abuelos. Debían pasarla el sábado por la tarde.
Jugábamos mucho a V y leíamos la Teleindiscreta porque adelantaba
los capítulos que estaban por venir. Todos queríamos estar en la
resistencia aunque la estética fundamentalmenta fascista de los
invasores lagartos resultaba inquietantemente atractiva. Hubiera
vendido a mi planeta, a mi gobierno, a la Tierra entera por Diana.
Sigo estando dispuesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario