miércoles, 25 de diciembre de 2013

Maxi-memoria

Solo he escuchado a tres personas en mi vida usando el prefijo maxi: Santi Rex, Juanjo Javierre y Miguel Mena. Los tres para referirse a ese formato, pasión de nigromantes pop, que se utilizaba para albergar remezclas en las grabaciones musicales de los años ochenta. Sitios donde conservar la memoria, formatos extraños y bellos. Miguel Mena es maestro. Acaba de publicar un libro precioso: Micromemoria. Son pequeños fragmentos de una vida en la radio. Todas las personas con las que he compartido micrófono en la radio se han convertido en amigos: Juan Luis, Olivier, Miqui, Alberto y, claro, Miguel. Miguel Mena le preguntó a Félix Romeo qué tal lo haría yo delante del micrófono recomendando conciertos para los fines de semana en Aragón. Félix le dijo que lo haría estupendamente. Ahí sigo, con Miguel. El que no sigue con nosotros es Félix, que murió un viernes del 2011. Al día siguiente, estaba tan perdido, que acudí al estudio de Radio Zaragoza cuando Miguel terminó su programa solo para que alguien me diera un abrazo. Recuerdo que una vez mi madre me dijo que mi padre se emocionaba cuando me escuchaba charlar con Mena por la radio. Mi padre y yo hemos escuchado mucho la radio juntos y hemos escuchado mucho juntos a Mena. Creo que piensa que si Mena me deja estar junto a él es que mi padre ha hecho algo bien educándome. Miguel Mena tiene una memoria prodigiosa y yo siempre le pido que me cuente mis anécdotas favoritas: el día que acompañó al batería de 091 hasta su hotel después de una noche de juerga, el día que entrevistó al cantante de Talking Heads, David Byrne y que fue uno de los niños-figurantes en una película mítica del cine español: Un dos tres, al escondite inglés de Zulueta. Una vez Santi Rex me pidió que le robara un maxi single de los Pegamoides que Miguel tenía en su discoteca de Trasmoz. Me dio vergüenza, se lo conté a Mena y el día de mi cumpleaños le trajo a Santi el maxi de regalo. A Miguel Mena le encantan los juegos de palabras, por eso el guiño con el título de la columna. A veces parpadeo y me imagino sentado con Miguel a principios de los ochenta, de invitado en Parafernalia e imagino las canciones que pincharía. Me perdí la presentación del libro de Miguel Mena porque quería ir al baloncesto con mi padre. Cuando se lo conté Miguel lo entendió perfectamente. Otro recuerdo que guardo.

Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del jueves 19 de diciembre de 2013

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