hace muchos años,
muchos muchos, demasiados, Sergio y yo estábamos comiendo en una
casa de Sergio y las chicas que nos acompañaban no eran ninguna de
las que nos acompañó en nuestros últimos días. El guiso era de
carne y las botellas de tino relucían como en un beso de rubí y
sangre. Hablábamos de Boris Vian, de la vida de Boris Vian y todo
parecía una película, la misma película que Vian fue a ver el día
de su muerte, una película sobre la vida de Boris Vian que Vian vio
el día de su muerte. Sergio hablaba de la muerte de Boris Vian sin
saber que estaba hablando de su misma muerte: los dos murieron a la
misma edad, 39 años, y de la misma enfermedad cardíaca. Sergio me
prestó un libro, la única biografía de Boris Vian que se había
publicado en España. Me dijo que era un libro rarísimo, Las
vidas paralelas de Boris Vian, que me lo dejaba pero que tenía
que devolvérselo, que era un préstamo. Cuando Sergio murió no supe
muy bien qué hacer con el libro, así que espero y espero, algún
día nos veremos y podré devolvérselo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario