Mientras tú balbuceabas excusas, Mariano, las chispas saltaban de los cuchillos con hambre atrasada. No sabemos qué cortina de humo has querido pergeñar para proteger de la ira catalana la mascarada de los Pujol, ni por qué buscas desviar el foco de las fundaciones para fantasmas y rubias postmodernas jugando a herederas de la Regás, pero tú, en tu bravuconada funcionarial has herido de muerte las ilusiones de un interino, treintañero largo, con la barba recortada, que ve cómo el Gobierno de su región tiene que ejercer como avalista en un préstamo al equipo de fútbol de la capital y los palmeros a aplaudir y los de las tijeras a elucubrar. Uno, que siempre ha tenido buen gusto, pero lo está perdiendo con la edad, casi a punto de endosarse una camiseta verde de las de las mareas. "No lo puedo soportar", canta La Bien Querida en su tema Arenas movedizas, "viéndote engañar a alguna niña tonta"...de verdad que se me revuelve el estómago, Mariano, porque te acuso a ti, a ti y a tu ejecutivo, de pervertir la madurez democrática de este país y afanarte por demostrar que la derecha juega con las cartas marcadas, sin permitir que mi generación, la de los que han escapado del sectarismo, del "guerracivilismo" y las cunetas, puedan ver más allá de unas siglas ineficientes, achantadas y corruptas. Te veo, Presidente, en el chapoteo último de las arenas movedizas, paranoico en la madrugada esperando el alba de la tinta fresca de rotativa. "¿Salvo alguna cosa?" los inocentes no temen nada; ni a la Operación Puerto, ni a enfrentarse cada mañana a una clase abarrotada de niños maleducados, a nada. Suerte con la grafóloga de guardia, tú, al menos tienes trabajo.
Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del jueves 7 de febrero de 2013
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