Mi primer recuerdo de la selección de
Yugoslavia es en el preolímpico de Seúl, las tres plazas que
estaban en juego aquellos días tenían dos destinatarios claros: los
balcánicos y la omnipotente URSS de los gigantes. Yugoslavia, los
plavi, nos habían ganado el bronce en el europeo del año anterior,
el europeo de Gallis y Yannakis, en el que vibramos con la victoria
de Grecia sobre los rusos como si fuera nuestra. Entonces, está
claro, que mi primer recuerdo de los plavi es del año 1987. No
recuerdo los miembros de aquellas selecciones, pero sí que me
acuerdo de Petrovic y el Cibona, del Partizán de Divac jugando la
Copa de Europa del año 1988 y ganando todos los partidos previos
para caer en la Final Four ante los dólares del Tracer y el Maccabi.
En aquel Partizan estaba Savovic, un cinco que llegó a jugar en el
Puleva de Granada junto a Goran Grovic, que llegó a ser máximo
anotador de la ACB. Pero me acuerdo, sobre todo, de la Jugoplastika
de Kukoc, Radja, Sretenovic, Ivanovic, Perasovic...allí hasta el que
llevaba las toallas era mejor que cualquier matado de la liga
española. Se merendaron al Barcelona y a quien se les puso por
delante e incluso, cuando Kukoc se quedó solo y se convirtió en el
Pop 84 (denominación que nunca llegué a entender del todo) se
llevaron la tercera copa de Europa. La cosa iba muy en serio, porque
luego se juntaban en la selección y estaba Zarco Paspalj del Zadar
(que fumaba como un cosaco y era escolta con 2,07), Stojan Vrankovic,
que medía mil metros de altura, estaba Zdoc, que era esloveno,
estaba el hermano de Petrovic, Arapovic y Cjvticanin (que jugó en el
Estudiantes un tiempo, el típico falso dos que jugaba con Petrovic,
como le pasó a Biriukov, que al final tenía que subir el balón
porque Petrovic estaba más por ir metiéndola una detrás de
otra)... había mucha más gente, no quiero tirar de wikipedia porque
este texto es emocional y subjetivo, ni más ni menos...estaba el
Estrella Roja de Belgrado, estaba Zoran Savic que jugaba de cinco con
Radja, un cinco defensivo y luego tenía una mano para meterla en sus
temporadas en el Madrid o en el Barcelona. Un equipo de carácter, un
equipo grande no, grandísimo... recordar la plantilla de aquel
Mundobasket de Argentina, en el año 1990 y compararlas con lo que
llevabamos nosotros más que dar pena da risa. Ángeles jugando al
baloncesto, pasando por encima de Alonzo Mourning, Kenny Anderson
(pobre Kenny...nunca triundó del todo), Laettner...universitarios a
punto de llevarse los dolares profesionales y que vieron la
acepción de "juego" referida al baloncesto llevarse a su
punto álgido aquellos días...
¿A qué viene esto hoy y en este blog?
He estado viendo el documental sobre Divac y Petrovic, cuando la
guerra separó a dos amigos íntimos, las banderas, la raza y la
religión. Divac, serbio y yugoslavo pero más yugoslavo que serbio y
Petrovic yugoslavo y croata, pero más croata que yugoslavo... cuando
estuvieron en la NBA, cuando Divac, con dos narices, se convierte en
el 5 de los Lakers, el que va a sustituir a Karem y Petrovic, después
de escapar del Madrid y deambular por la NBA en los Portland Trail
Blazers, termina en los Nets y las empieza de todos los colores en
aquel equipo maldito (en mi época lo peor eran los Nets, los Kings y
los Clippers, pero lo puto peor), el tío le mete 44 a los Bulls y
Jordan no lo puede parar...pero no habla con Divac, con su amigo,
porque en los Balcanes las cosas están tan cubiertas de sangre que
Toni Kukoc (que sale en el documental hecho un auténtico anciano)
cuenta que no hablaban con Divan porque tenían miedo por sus
familias. Hay unas cuantas frases en el documental escalofriantes:
"no es una guerra de buenos contra malos" es una de las más
fuertes. Dino Radja, que empezaba a triunfar en los Celtics, jugando
muy dignamente, tampoco hablaba con Divac. Los tres croatas...y luego
las Olimpiadas de Barcelona y luego Petrovic, que se iba a convertir
en un auténtico All star y que no sabemos dónde podría haber
acabo, muere en un accidente de tráfico. Como Fernando Martín...dos
vidas paralelas, dos leyendas distintas, pero leyendas. Radja en el
Messagero di Roma, Kukoc en la Benetton de Treviso. Kukoc subiéndola
en los Bulls, de sexto hombre a hacer dobles dobles cuando se retira
Jordan...Kukoc y Pippen a punto de hacer campeones a los Bulls sin
Jordan.
Toda aquella sangre, todos aquellos
bosnios, macedonios, croatas, eslovenos, serbios...los plavi, la
generación rota, la muerte en los noventa, las banderas, las
religiones. Divac va a ver a la madre de Petrovic y sigue habiendo
dolor y resentimiento. Divac, veinte años después, deja unas flores
en la tumba de su amigo Drazen y una foto en la que se abrazan,
campeones, mágicos, adolescentes con la varita mágica del
baloncesto. No merece la pena nada de eso, no hay odio, ni tierra, ni
frontera. Me acuerdo de aquella guerra, me acuerdo de Noriega, de Don
Francisco poniéndonos la radio en clase de geografía, séptimo de
EGB, me acuerdo de la Casa Cuartel en Zaragoza, me acuerdo de
Giménez-Abad, me acuerdo de estar en las Fiestas de Teruel el día
que mataron a Miguel Ángel Blanco... Divac y Petrovic, Paspalj,
Djordevic, Danilovic, Sretenovic, Komacek, Vrankovic, Kukov,
Cjeticanin, Arapovic, Grovic, Savovic, Jovanovic, Radja, Petrovic,
Cutura, Ivanovic, Perasosic, Ranko Zeravica, Boza Malkovic...Divac y
Petrovic.
Se me han saltado las lágrimas viéndolo....estará muy sensible con el final del verano.
Se me han saltado las lágrimas viéndolo....estará muy sensible con el final del verano.
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