Rebusco entre las noticias deportivas, apartando la embrutecedora
morralla de la eurocopa, para descubrir que este año Perico Delgado no
comentará el Tour de Francia por falta de presupuesto. ¿Qué importará,
preguntarán ustedes? A mí me importa, primero, porque escuchar a Perico a
la hora de la siesta en el julio de Salou, viendo la ronda francesa
junto a mi padre, es uno de esos escasos momentos de felicidad absoluta
y, segundo, porque la ausencia de Perico es una consecuencia de los
años de falsa bonanza y gobiernos socialistas repartiendo de manera
aleatoria dádivas propias de un país escandinavo: pan blanco,
blanquísimo, para todos y el que tuviera el estómago lleno, un poco más.
Cheques bebé, libros gratis..., la televisión sin publicidad. Porque
este es un país capitalista, (y si no les gusta, siempre existen otras
opciones, ahora que la defensa de lo público empieza a frisar la
estatalización de los recursos. ¿Soy un recurso? ¿Nacionalizar la banca?
¿Y qué nación utilizamos?, aquí en España tenemos muchas). Como no hay
fondos los contratos se marchan a las cadenas privadas... y ¿por qué no
hay fondos?: porque no hay publicidad y no está el horno como para
comprar derechos (también nos podríamos montar una cadena privada
gubernamental, pero desde el declive de "las pares" nadie se atreve otra
vez a jugar con eso), todo el mundo a hacer zapping. Protestas de los
mineros, marea verde de profesores, voceando en las puertas del cielo,
nadie hará caso, todos miran hacia otro lado, demasiado preocupados por
llegar a final de mes. Asumámoslo, el mundo piensa que los mineros
cobran demasiado y su trabajo no vale nada sin las subvenciones y los
profesores llevan treinta años educando a generaciones que pensaban que
"El dinero público no es de nadie" o y los empresarios cuernos y rabo,
así que, qué podemos esperar. Yo se lo diré, que nos eliminen en
cuartos
Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del jueves 21 de junio
gracias a Enrique Cebrián.
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