jueves, 31 de marzo de 2011
Este sábado en la Ley Seca: Autumn Comets+The Fractal Sound
Espíritu Margot S02E25: Novedades vol 2
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domingo, 27 de marzo de 2011
Las inmensas preguntas: una parte de mi vida junto a Nacho Vegas
El próximo viernes Nacho Vegas actúa en la Sala Oasis
la ilustración, claro, es de Luis Díez
La primera vez fue gracias a Patricia. En el silencio de una habitación llena, químicamente pura, escuché Actos Inexplicables. Nacho Vegas le daba lustre la canción de autor en España, llevándola al lado eléctrico y rockero que necesitaba, narcótico y tendencioso, en los lugares comunes de lo oscuro. Soy uno de los poseedores del EP compartido con Aroah, “Seis canciones desde el norte”donde Barry Gifford surgía en toda su plenitud, después de Miss Carrousel llegaba Baby Cat Face. Lo vi tocar en esa primera gira en La Casa del Loco, fascinado por su narrativa, por su actitud hierática y trascendental. Supongo que eran otros tiempos, atiborrado de malditismo, tú y yo.
Esperábamos a Nacho Vegas, quería saciarnos de vida al límite, estúpidos prototipos de alcóholicos, fanzineros con vocación de funcionarios. En el número 8 del Confesiones de Margot Alberto Navajas firmaba una entrevista con él, acababa de aparecer Miedo al zumbido de los mosquitos, teníamos entre manos el Cajas de Música difíciles de parar (aún guardo las copias que me grabó Daniel Lisbona, entregadas en una noche cuando el Pibe Daniel estaba tras los platos de la Alice Kyteler), el disco excesivo, al que no le falta nada, la tóxica En el jardín de la duermevela, la planetera Tu nuevo humidificador (cientos de mixtapes grabadas con ese tema, recopilatorios de distinto pelaje emocional, valía para cualquier pretensión vital), La Plaza de la Soledá (la leyenda del poeta David González negando las partes más sórdidas de las esquinas de Gijón), En la Sed Mortal, Mark Spitz (todos esperábamos la caída inexistente de un ídolo de la natación), Gang-Bang (la canción con la que Bunbury les abrió los ojos a sus fans y convirtió a Vegas en uno más del Freak Show).
Tuvo Nacho Vegas el buen gusto de hacer una versión en directo de El Niño Gusano en aquel festival extremeño que permitió ver a los Sergios junto a Perruca (y Ricardo Vicente en el bajo) juntos en un escenario. Montó El Rayo Cae, recuerdo escuchar ese tema en el Bacharach junto a Algora. La canción favorita de Sergio, la que nadie se atrevió a revistar en el Pana, pijama, lana.
Mil veces he tratado de escribir poemas escuchando la larguísima salmodia de Canción desde palacio número 7 que aparecía en el EP de Canciones desde Palacio. Recuerdo escuchar también La Canción de Isabel mientras trabajaba en una fábrica de cajas. Recuerdo a Nacho Vegas haciendo su versión particular en el Homenaje a Bambino (años después lo solucionaría junto a Enrique Bunbury, en la revisión de Bravo)
En mi primera casa, junto a Luis Díez, explicándome que la portada de “El hombre que casi conoció a Michi Panero” era una mezcla de una película de Sinatra y retazos de “El Desencanto”. Hace unos pocas semanas volvía a escuchar el tema junto a Ángel Guinda, él conoció a Michi Panero. Bueno, y la versión apócrifa que aparecía en Nada mejor para esta noche, que luego se llamó Y los recibo en batín y que, cerrando el círculo, interpreta en directo Luis Cebrián (“El Frank Sinatra aragonés”).
Desparezca aquí es mi LP favorito, me gusta que usase una frase de Brett Easton Ellis (y que año después, en casa de Félix Romeo, los dos coincidiéramos en la capacidad transgeneracional del libro Menos que cero), “Ella me confundió con otra persona” era el bajón de las pastillas naranjas (las que te encendían los ojos y el corazón), “Nuevos planes, idénticas estrategias”o “Perdimos el control”. Un single perfecto y las demás tan bellas que casi dolía cada vez que las escuchabas. Esto no es una salida, comprado en vinilo y con una portada que remitía a “El Resplandor”, con esa joyita rumbera, “Mi marylin particular”. Nunca he tenido suficiente dinero como para comprarme las ediciones en vinilo, ni siquiera todos los discos en Cd...atesoro EP´s porque sin ellos mi vida sería mucho más aburrida.
Los dos siguientes discos, el excesivo “El tiempo de las cerezas” junto a Bunbury, en el que el asturiano gana por KO al zaragozano. Qué le vamos a hacer, Enrique, te atreviste y las cosas se te fueron de las manos. Escuchando junto a Antonio Estación un millón de veces Días Estraños...y cuando dejamos de contar, seguimos poniéndola una y otra vez. Caminando por un parque de Berlín, junto a Pablo Malatesta, los dos callados, buscando ángeles en silencio, yo llevaba en los cascos Secretos y mentiras, escuchaba Va a empezar a llover y sabía que nuestro amor estaba terminado. Y cuando nos dijeron que grabarías un disco con la Rosenvinge y cuando lo grabaste y escuché por primera vez Me he perdido supe que habías vuelto a acertar. Después estuve en la Sala Oasis y cuando hicistéis “Días grandes de Teresa”, mi canción favorita de los Subterráneos, con esa sonoridad mercurial, sobrevolaba Dylan dándonos la absolución.
La vuelta, como siempre, magnífica, El manifiesto desastre, vilipendiado por la crítica...y la de veces que hemos masticado “lo has vuelto a hacer mal, muy mal”, o esa maravilla que es Lole y Bolan, con la cita a Homer Simpson incluida. ¿Qué más queréis? Al final sólo nos queda Morir o Matar. Y encima tenías a Abraham Boba en la banda. El Género Bobo es irregular, qué le vamos a hacer o es que las bromas asesinas han terminado por hoy, habría que preguntárselo a los dioses. Eso sí, la portada de Luis Díez era como un sueño cumplido.
Ahora llega La zona sucia, con un inmenso single, La Gran Broma Final, con Perplejidad, que tiene reutiliza la lírica apocalíptica de habitación del maestro Cohen para elevar el tono lúdico al final, Incendios, narración de los días extraños que nos acompañan, la deliciosa Reloj sin manecillas (la química que justifica nuestra existencia), el estribillo perfecto extraído del Cantábrico. No veo la sonrisa por ningún sitio, Cosas que no hay que contar, como si fuera una estampa extraída de una película primeriza de los Hermanos Cohen. La sangre más fácil es la que uno derrama. Este viernes en la Sala Oasis. Espero que nos volvamos a ver, son muchos años.
viernes, 25 de marzo de 2011
Octavillas pop en A vivir Aragón de Miguel Mena: Perico Fernández y canciones de domingo
Presentación de Vampiros y zombies posmodernos de Jorge Martínez Lucena
jueves, 24 de marzo de 2011
Vinos Chueca, otro rincón perdido del paraíso.
Crónica de Lijas en la Ley Seca
Foto de José Vizcaíno
Reseña de Canencia de Decalles (La Pera Records 2011)
Extended Version
martes, 22 de marzo de 2011
Reseña de Disco Ruido de Planeta Solar (I+D Music, 2011)
domingo, 20 de marzo de 2011
Perico Fernández que estás en los cielos blog
Presentaciones de Beatitud en León y Logroño
sábado, 19 de marzo de 2011
Espíritu de Margot s02e23:Especial Lijas
El resurgir de Godzilla
En los años cincuenta el pánico japonés al hongo nuclear con el que terminó la guerra en el Pacífico cristalizó en el Kaiju (bestia extraña), un género cinematográfico hecho a base de cables, miniaturas de trapo en paisajes de cartón y monstruos de nombres tan extraños como Gamera, Mothra y el posiblemente más mediático Godzilla. El resurgir del monstruo reptilesco se impone en la preocupación occidental frente a los más de diez mil cadáveres, que, como en todas las grandes tragedias, entran en el bucle de la indiferencia numérica. La realidad de una zona geográfica inestable, de alta densidad demográfica y sometida desde tiempos inmemoriales al terror ciego de las placas tectónicas, que está peleando frente a una Gaia sin raciocinio. La caterva antinuclear se frota las manos, reclama la clausura inmediata de todo aquello que parezca rozar el uranio enriquecido, sometidos al analfabetismo tecnológico que los medios de comunicación alimentan combinando refinerías ardiendo con grandes titulares apocalípticos. Buscamos señales en el calendario maya, una y otra vez malinterpretado, el PP del maniqueo Rajoy eliminará el debate energético de la campaña, acogotado por los titulares, una vez más, y mientras tanto, a comprar corriente eléctrica (y muy nuclear) a Francia y a precios desorbitantes. Di no a las centrales químicas, al plástico, a la energía barata, volvamos a la desnudez asustada de las noches en las chozas y las lámparas de aceite. Prohibir todo lo potencialmente contaminante o peligroso es devolver el fuego a los dioses. Trabajemos en las posibilidades del control industrial, asumamos que la resistencia demostrada por unas instalaciones adecuadas frente a una catástrofe natural de las características de la nipona nos demuestra que la modernidad y la capacidad responsable de reacción es posible.
lunes, 14 de marzo de 2011
Reseña de DA (Grabaciones en el Mar, 2011)
Con su anterior entrega, Pulse y espere, DA (o sea, Dani Garuz y aliados) comenzaba a dar muestras de su gusto por la experimentación, estirando los límites de la canción pop hacia regiones novedosas. Su tercer disco, DA (Grabaciones en el Mar, 2011) es el paso definitivo:teclados mutantes, acústicas dulcísimas, voces que van y vienen, ritmos imposibles, spoken word... todo en la turbadora mezcolanza que bulle en la cabeza de Dani Garuz (responsable de todos los instrumentos, salvo las baterías y percusiones de su compañero de mil proyectos Enrique Moreno y coros de Bigott, Samuel Zapatero, Erika Beitia y el mismo Moreno). Cuenta conmigo, himno paródico AOR, con unos coros macarras, abre el disco, para dejar paso a la épica psicótica de La Compostadora donde Garuz conjuga requiebros melódicos con un texto casi ballardiano. Perdida, con colchón de guitarra acústica, acentúa de manera arbitraria la estructura para llevarte hacia ese camino imposible donde Barret se mezcla con los hermanos Batista. Aunque Garuz siempre ha sido un buen amanuense de canciones, capaz de guiñar el ojo con picardía a cualquier noche y ser un narrador contenido de colmillo afilado, y así nos entrega Discobares amigos. El Bowie más sutil aparece en Sonámbula, una referencia (sobre todo el Bowie de Heathen o Hours), que siempre se ha podido ver en los discos de DA, mientras que Último deseo nos trae al Garuz más clásico, el de aquel pulcro Dormidos en el zoo, evocador y de lírica mínima. Niño de mamá, como la intro de una versión actualizada de La Fuga de Logan, juega de nuevo a la reiteración abstracta, futurismo recitado, teclado percutor. Sería fácil hablar de Kraftwerk en Esclavo Einzelhaft, pero las referencias postmodernas lo acercan más hacia Futurama que al Aviador Dro, un Coppini con interfaz usb en el lóbulo frontal tocando canciones imposibles de La Mode. Juegos adolescentes, canción redonda, de estribillo “papapa”, de esas que Garuz es capaz de componer en medio suspiro. El cierre con Standing Baba, un mantra de reminiscencias sixties, un guiño a la etapa blanca de los FabFour, nos deja, como siempre con DA, sonriendo y con ganas de repetir.
Una portada muy cuidada, con la firma de Yann Leto y la masterización a cargo de Javier Roldón del Vacuum Mastering (en pocos meses se ha convertido en un clásico), hacen del tercer disco de DA uno de los ejercicios más arriesgados del pop aragonés de los últimos años. Aunque, la verdad, no esperábamos menos de Dani Garuz.
viernes, 11 de marzo de 2011
Mujer y música de Toni Castarnado (Editorial 66RPM)
El retorno del abejorro
Mi crecimiento emocional de la adolescencia no quedaría completo sin las imágenes de José María Ruiz-Mateos, enfundado en su traje de Superman salchichero reclamando justicia en la puerta de los juzgados. Uno no acababa de entender qué había sucedido en realidad con Rumasa, y nos quedábamos con Alfonso Arús y su ¡Al Ataque! donde el situacionismo llegaba a límites delirantes, con los actores travestidos de un Ruiz-Mateos disfrazado a su vez. Junto a él pululaban otros mitos, como Jesús Gil, Ramón Mendoza o Carlos Jesús. Todo aquel amasijo de freaks eran el reverso oscuro de la España del pelotazo, del “antenicidio”. Si nos abstraemos de la parodia y el personaje, debemos reconocer la vergonzosa expropiación alevosa que el gobierno socialista de la época, que alcanzó la cumbre en el camino de la corrupción y el amiguismo, realizó. Después de ser desmenuzada y malvendida, Rumasa, Nueva Rumasa ahora, volvió con fuerza, absorbiendo marcas e industrias muy ligadas al inconsciente colectivo (Cacaolat o Apis), aunque la maniobra de los pagarés tenía un tufillo a estructura piramidal tipo Fórum Filatélico que la verdad, uno no tenía que ser Miguel Boyer (con perdón) para darse cuenta de que algo fallaba. Ahora de nuevo, la quiebra y el sálvese quien pueda. Excepto por la ausencia en la televisión de un Pepe Navarro o un Julián Lago zombificado (por supuesto acompañado de un experto en el polígrafo) parecería que el tiempo no ha pasado. Que cuide Botín, aunque ahora no imagino a José María, ya abuelo calmado, dándole “de leches”. Cuidado con el picotazo, Rumasa 3.0 se acerca. En un bar de Zaragoza, en el Bacharach, hay una impregnación propia de Bélmez, en sus paredes: la imagen de Zoilo Ruiz-Mateos (uno de los hijos) lleva años vigilándonos. No descarten su aparición en Torrente 5.
martes, 8 de marzo de 2011
lunes, 7 de marzo de 2011
Esta semana
viernes, 4 de marzo de 2011
Espíritu Margot s02e21: Luis Cebrián, el regreso
De cifras
jueves, 3 de marzo de 2011
Reseña de El Colibrí Blanco de Esteban Gutiérrez Gómez (EH Editores)
Esteban Gutiérrez Gómez presenta su nuevo libro de relatos, El Colibrí Blanco, editado por EH Editores y que fue finalista del Premio Felipe Trigo de Narración corta 2008. El Colibrí Blanco son estampas cortas, breves, como salidas de un formato de cine arcaico, que se detiene en las imágenes y en ellas desbroza las emociones hasta conseguir que exhalen su vaho más puro. En una época corrupta, la que vivimos, donde los recuerdos amasan las historias, recluidas en una cinta magnética que parece no encontrar ahora su reproductor. Una pluma dura como la de Esteban, del salvajismo contenido que da el ser autodidacta, al borde del grito, atrapa a los personajes, los ambientes, los entresijos del tiempo en una narración breve, sin piedad, magnífica. Con el crujir de las hojas bajo las botas y hálito helado que enfermó durante años nuestros pueblos, como un amanuense dedicado, Esteban Gutiérrez da vida al carnicero, Antonio Menéndez Seoane, en un ambiente podrido de miedo, alcohol barato de destilación casera y mucha incertidumbre. Un libro escalofriante, que desmenuza la realidad y la memoria con pulso firme.