lunes, 22 de marzo de 2010

Sopeña

El pasado fin de semana, pudimos disfrutar de la vuelta de un mito de la música aragonesa a los escenarios. Gabriel Sopeña, tras una temporada alejado de los ruedos -rockeros, por supuesto, que ya tuvimos bastantes cuernos la semana pasada- apareció sobre el escenario con la misma actitud pulcra y elegante que siempre lo ha acompañado. Poeta, historiador, conductor de uno de los mejores programas emitidos en la televisión pública aragonesa, "Música y patrimonio"- devorado por el voraz monstruo del fútbol-, Gabriel Sopeña es un mito de la cultura aragonesa, una piedra angular y fundacional de la modernidad en la región. Desde sus comienzos en los ochenta como artesano de tonadas y bardo de la electricidad y las metáforas, Sopeña ha compuesto canciones que se encuentran grabadas en el imaginario colectivo de varias generaciones. Ha conseguido que la poesía se acerque de verdad al gran público a base de rock y elegancia y sigue siendo capaz de llevarnos al paroxismo emocional en cada una de sus apariciones públicas con la única ayuda de una guitarra y una voz coherente que no se quiebra ante nada. Sin pelos en la lengua, el Sopeña más comprometido sigue peleando por una sociedad, un mundo, una ciudad mejor, alejada de sandeces urbanísticas y turbulentos principios "progres". Un ejemplo de compromiso real, que sigue cantando a la memoria, a las ilusiones perdidas, y que, citando al poeta José Mateos- que el mismo Gabriel musicó en su momento-, vive una época dorada. Después de ser embajador de la cultura española por el mundo parece que, por fin, Sopeña vuelve a lo que más nos gusta, la carretera desnuda. Todos seguimos aprendiendo del maestro, del erudito cercano, del amigo fiel que apuntala nuestros sueños a base de canciones y versos. Estamos, pues, de enhorabuena, si Sopeña ha vuelto a la ciudad, las cosas se ponen interesantes.

Columna aparecida en el heraldo de Aragón del 18 de Marzo

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