jueves, 21 de noviembre de 2013

Más grande que la vida

El sábado estuve en el Poeta Eléctrico. Actuaba Cretino, el alter-ego del músico y humorista Luis Cebrián. Una cava de luces imposibles para iluminar el escenario. Canciones que son la vida. Canciones que son más grandes que la vida. Luis Cebrián y su banda salieron a ritmo de funk, de pastosa música disco. Luis hablaba con tono de predicador voluble: cada momento cambia su credo. Es parte de la nueva religión híbrida. Imaginad un repertorio en el que se mezcla Radiohead y Raphael, duetos imposibles entre Víctor Manuel e Iván Ferreiro y chistes sobre Intereconomía. Una y otra vez, en la misma semana que vuelve la incertidumbre a la educación aragonesa con el vaivén despreocupado de nuestra consejera, Luis cantaba una y otra vez: "We don't need no education". Más y más ladrillos en la pared contra la que nos golpeamos. Luis Cebrián es la voz de una generación harta, que espera que mañana sea mejor...mejor que que no haya mañana. Poesía en acordes sincopados, sección rítmica en un supermercado expropiado, flautas dulces porque a nadie le amarga un “me gusta”. En la compleja tela de araña en la que se convierten las vidas digitales, el trasunto del bufón ya no señala la desnudez del emperador, se ríe de sí mismo porque ha aceptado sus cadenas y cobra por llevarlas y mostrarlas al público. Cretino rompe el espejo para asegurarse de que todas nuestras caras vuelvan a su estado natural de distorsión: Tan absurdo como estudiar para funcionario en un país que no existe, como galos atrapados en nuestra aldea solo tememos a que el cielo caiga sobre nuestras cabezas. A esto hemos reducido nuestras vidas. Un parpadeo y una sonrisa. Hacer cuentas para tener un hijo. Tomarte un café con tu padre y hacer planes para la próxima temporada del CAI Zaragoza. Suplir la apatía del domingo tarde con la alegría de tener trabajo el siguiente lunes. Seguimos apretando los puños entre montañas de basura. Nuestra vida como una canción de los Planetas. Tenemos miedo pero no dejamos que nos domine. Cuando ya no queden mecheros ni batería en los teléfonos móviles, la luz de Cretino será lo único que ilumine nuestros corazones. 

Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del jueves 21 de noviembre del 2013

martes, 12 de noviembre de 2013

D.A

Ya solamente hablo de los muertos. Robo todo lo que puedo, sus recuerdos, su forma de andar, robo de mi cerebro la imagen del gintónic en un bar pijo al lado del Hotel Corona, un bar de dos pisos. El gintónic reluciente, enorme, inabordable. Las seis de la tarde o más. Hablábamos, yo hablaba poco, pero hablábamos. Están los muertos, están los recuerdos. Está la matemática, Turing, Javier
Aquilué, Luis Cebrián, las bases de Malatesta. Los muertos no piden responsabilidades, los vivos sí. Saldaña y Cebrián. Cebrián y Saldaña. Estoy asustado, miro debajo de la cama, todos los días, todas las noches. Ana no lo sabe, Ana no se da cuenta. Cada tarde que pasa, en el silencio culpable, es una tarde que se evapora. Y deja sal, cristales de sal. Hoy tenía guardia en la biblioteca del Instituto. Una biblioteca horrenda, con libros llenos de signaturas plastificadas, sucias muy sucias. Libros clásicos que nadie lee y libros modernos que nadie lee y juegos del hambre y la metamorfosis y Bécquer y Góngora y alumnos que llegan castigados y silabean historias con faltas de ortografía. Y hace mil años yo estaba del lado de Jota y del lado de Luque, del lado de los poemas quemados por sol de Ismael Grasa. Yo miraba al sol y me imaginaba dentro de una canción de los putos Mestizos y de los putos Proscritos y ellos, los malos alumnos, siguen silbando y silbando sus historias llenas de faltas de ortografía. No os maldigo porque me dais de comer, porque pagáis los vicios que ya no tengo...cintas de cassette, películas de vhs, Kerouac y Dylan y Celentano y los pantalones de pana de Celentano y Guinda y Carnicer.

El Teorema Chino del resto. Va a sonar la campana y encuentro este libro, el libro de Félix. La canción de New Order, la canción de Bunbury. Una lista de spotify para tu muerte. 

te extraño. 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Retroactivo

Uno de esos adjetivos que se utilizan siempre en el mismo entorno semántico. Uno solamente ve lo retroactivo en la Ley. Las leyes polémicas, las puertas abiertas de las cárceles: una etarra en el coche de su abogado mirando a la cámara, como un homenaje a la "Broma Asesina" de Alan Moore. Entre el Joker y Batman hay una línea muy difusa, como entre la ETA y el GAL, pero entre el Joker (el Guasón lo llaman en Latinoamérica, me encanta) y el inspector Gordon, el comisario jefe de la policía de Gotham (Ciudad Gótica, mucho más hermoso) hay un abismo. Gordon sigue las normas, las cumple, es metódico en su lucha contra el crimen, pero no rebla (que decimos en Aragón). Nadie puede echarle nada en cara al comisario Gordon, aunque a veces, cuando se queda solo, a última hora, en la comisaría, se echa a llorar. Los que han salido y los que van a salir son un símbolo. Un símbolo del bien frente al mal, de la Justicia con Jota mayúscula. Treinta años tras las rejas y tu vida , miserable, espero que dure lo suficiente para que te arrepientas. Porque entonces todavía te quedarán algunos años para darte cuenta de todo el mal que has hecho. Retroactivo no vale, es falta en ataque, es cambiar las normas del juego una vez empezado. Podemos, y debemos, analizar las posibilidades legales de los juegos malabares, pero la realidad es la que es: Estrasburgo manda porque se nos ha llenado la boca con la palabra Europa durante las dos últimas décadas. Me río de la soberanía nacional en una nación que no existe, en una nación en la que te abuchean si te declaras patriota, ¿qué vas a esperar? Esperas lo peor y aciertas, esperas que los sindicatos no se gasten el dinero de los parados en mariscadas pero lo hacen. Ciudad Gótica, a Halloween pasado todos seguimos con el maquillaje en los ojos para que no se note que los llevamos hinchados de tanto llorar. Qué duro ser progre en la noche de Todos los Santos: Decidirse por una fiesta católica o una fiesta yanqui. Se impone el Imperialismo. Yo hace años que me vendí a los USA. El otro día le pasé el PIN de mi móvil a Obama. Que no trabaje. No se tomen a broma esta columna porque hable de tebeos. Los tebeos son importantes, son como la vida: no por ser en blanco y negro tiene que ser peor.

Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del 7 de noviembre de 2013