viernes, 13 de noviembre de 2009

Los Resurrectos (a partir de un poema de Manuel Forega)

Nosotros, vástagos de la autarquía
hijos del cuando tengas trabajo comprarás un piso
crías de la mediocridad y los exilios
freakies, amanerados dandies de todo a cien
tímidos conquistadores de muchachitas indies,
devoradores de kebabs de madrugada,
asustados por la culpa judeocristiana,
devotos del Candy y el Bacharach,
ladrones de minutos en televisión,
de la cáncana discentes eximios,
masturbadores salvajes,
adoradores de los discos perdidos,
lectores clandestinos del jueves (cuando era el jueves)
estudiantes del BUP y del COU:
(todos los raros fuimos al concierto
del gran telépata de Dublín,
tanto nos daba ocho como ochenta
a los fanáticos del niño Juan y los rompedores de coco)

Nosotros: divinos Voladores o Domadores
onanistas de fotos de Jane Birkin
rayones de vinilos de Cohen
aprendices de idiomas,
aspirantes a Guinda, Forega o Vilas
farsantes ilustrados con Alan Moore en bandolera
remedos de Dylan, plantillas de Truffaut
irredentos suicidas
balubas de la guerra
apóstatas, agnósticos, ateos y creyentes
dileantes de una revolución
que nunca llegó a empezar
los que buscaban un enemigo
porque así es más fácil pelear.

moradores de los ergástulos por el morro
apéndices de Federico
estetas de Algora y el Polaco
inocuos seguidores de Jean Paul,
espadas de Garci, de Chiquito, de Luis Sánchez Pollack
mansos fandangos de Ibiza, de Hydra y Euroville

Nosotros: incendiarios mutados en bomberos,
padres de los próximos junkies y malditos
opositores, mentirosos, volubles censores,
domadores de adolescentes bestias,
altísimos farloperos sin medida,
porreros, cocainómanos, alcohólicos,
reciclados por Franz Ferdinard y la Velvet
tardíos revelados en Fresán y Handke
diputados sin partido, alcaldes de habitación,
herméticos maricas...
eternos deudores del deseo insatisfecho
nosotros: los del medio, los eclécticos,
los postmodernos irredentos,
los que seguimos buscando
el lugar donde solíamos gritar.
los que nos dejamos caer
sabiendo que nadie nos ayudará a levantar,
los que esperamos en la parada
un autobús que hace mucho que pasó,
los que cuando quisieron besos
sólo recibieron abrazos,
los del medio, los de los tebeos,
los que nunca servirán para trabajar,
los de Perico Fernández,
los que vieron jugar a Santi Aldama,
los que nunca te sacaron a bailar.