martes, 23 de marzo de 2010

Nuclear ¿sí?

Recuerdo un episodio de los Simpson en el que Homer, después de cinco lustros trabajando en la central nuclear, sólo alcanzaba a corregir a Lisa: Se dice “mucelar", “mucelar”... La energía nuclear sufre la parodia constante encarnada en películas de serie B como El Vengador Tóxico, en canciones del Aviador Dro —y su futurismo ochentero, con aquel “Nuclear sí, por supuesto”—, pero si uno quiere datos se puede dar uno: una estadística demuestra que es más peligroso pasar tres días en Nueva York que vivir veinte años al lado de una central nuclear. Así de claro. Y nadie rechaza un viaje a la Gran Manzana por miedo a sufrir el resultado de un fuego cruzado entre pandillas. La energía nuclear no es la panacea, como no lo son las mareas o las placas solares; la energía nuclear no es comparable al negocio insostenible de los combustibles fósiles, ni es el espíritu de unas navidades futuras llenas de mutantes y desolados remedos de Hiroshima. Con unas condiciones de seguridad adecuadas, una ingeniería sólida y un personal formado y eficiente es una demostración del avance científico de la Humanidad. No hay que tener miedo, sólo respeto y cuidado. Nadie quiere tener un almacén de residuos en su localidad, por supuesto, y mucho menos tener un cementerio de basura nuclear, que suena peor. Y si algún municipio, si algún alcalde —en representación, no lo olvidemos, de sus votantes—, está dispuesto a asumir su instalación, surgen amenazas desde sus partidos, expulsión, altos cargos santiguándose, rasgándose las vestiduras y enarbolando la enseña de la solidaridad cumplida. Para mí todo esto exhala el tufo miserable de la pérdida de votos, contradicciones aparte. Que el señor Montilla, antes de charnego —y a mucha honra—, con síndrome de Estocolmo nacionalista, fue el ministro de Industria que aprobó la construcción del silo de la polémica. En fin, sigamos así y terminaremos haciendo fuego con dos piedras.


El otro día mi colega el periodista Álvaro Estallo me comentó que esta columna le había gustado mucho (no como la de las listas y Gabilondo, jeje), buscándola me doy cuenta de que nunca la colgué...pues eso (salió a finales de Enero, en el Heraldo)

Hoy presentamos los nuevos libros de Resurrección


A las 20:00 horas en la FNAC de Plaza España de Zaragoza presentaremos los poemarios Cuando éramos reptil, de Christian Peribáñez, y Mapas y disfraces, de Carmen Ruiz Fleta, editados por Comuniter en la colección Resurrección. Presentará el periodista Mariano García y acompañarán a los autores Juan Luis Saldaña (co-responsable de la colección) y Manuel Baile (editor).



'Cuando éramos reptil' es un breve inventario de pérdidas y hallazgos en un universo que resulta cotidiano aunque sin recurrir a luces de neón ni a neveras vacías. Se trata de una colección de versos libres y blancos, plagados de lirismo e imágenes simbólicas, que constituyen el segundo poemario del autor. Christian Peribáñez es periodista y redactor de Heraldo de Aragón, y obtuvo hace años el premio de poesía de la Universidad de Zaragoza.


'Mapas y disfraces' compone un retrato poético de las excusas que nos ponemos para sobrevivir a la rutina, para aceptar a los otros o para soportarnos a nosotros mismos. Es el tercer poemario de la zaragozana Carmen Ruiz Fleta.


La foto es de José Miguel Marco y aparecía el viernes pasado en el suplemento del Muévete. del Heraldo de Aragón.


y el jueves...La herida es el comienzo