sábado, 24 de agosto de 2013

La playa

Hay canciones de verano y canciones para un verano. De las primeras hemos podido escapar en mayor o menor medida estos últimos años y las segundas te atrapan para siempre: "El verano que estuviste en la playa/Y yo estaba solo en casa/sin saber lo que pasaba/y no me llamaste ni una sola vez". Así empezaba La playa, la canción que los Planetas grabaron en Nueva York en las Navidades del año 1997 y que luego sería uno de los singles del majestuoso LP "Una semana en el motor de un autobús", editado al año siguiente, como "El escarabajo más grande de Europa" de El Niño Gusano. Fue un buen año ese 1998, la verdad. Todavía recuerdo la cinta de cassette TDK de 60 minutos y el walkman que me acompañaba en el recorrido de la línea 20 desde casa de mis padres hasta la escuela de Ingenieros. La mítica línea 20 ha desaparecido devorada por el tranvía y el Actur ya no es el barrio alucinado y con un punto kafkiano del que hablaba Manuel Vilas en estas mismas columnas. También aquella canción, La Playa, se ha convertido en la banda sonora perfecta para recordar el final de los veranos de mi generación. Una historia de desamor postadolescente, de incomunicación en la era pre-internet, cuando la gente mandaba cartas y si te marchabas de viaje al extranjero utilizabas la llamada a cobro revertido desde una cabina. Si mis padres escuchaban "El final del verano" del Dúo Dinámico con la llegada de septiembre, yo acudo a Jota y sus chicos. El escritor y ensayista Eloy Fernández Porta defiende que se considere a los Planetas como un referente de la cultura española a la altura de San Juan de la Cruz. No sé si es cuestión de echar carreras para ver quién sale en más páginas de la Rolling Stone, pero está claro que la vida sería mucho peor sin los discos de los Planetas. Les dejo, aunque a todo el mundo le cuento que estoy estudiando exámenes, en realidad me dedico a defender a Ben Affleck como Batman en los foros de la red. Todos tenemos una personalidad secreta. Hay que ser flexibles.

viernes, 23 de agosto de 2013

Define encuentro en la tercera fase: Acuarela y Félix Romeo

Dedicado a mi amigo Alberto Navajas. Y a Jesús Llorente, claro. 


¿Cuándo empieza todo, Octavio? Me gusta que me hagas esta pregunta, sobre todo para poder dar la entrada, como en una mala obra de teatro: Todo empezó cuando leí en alguna revista moderna que el sello Acuarela cumplía veinte años. En realidad todo comenzó cuando recordé este correo electrónico del escritor Félix Romeo: (6/06/2008): querido Octavio, he hablado con Jesús Llorente, el de Acuarela... le he dicho que le escribirías, para hablar...
besazos!

Y adjuntaba el correo electrónico de Jesús Llorente. Félix me había comentado unos días antes que un buen amigo suyo, Jesús Llorente, el capo del sello Acuarela, quería organizar algún concierto, alguna fiesta en Zaragoza para celebrar la década y media de sello. Escribí a Jesús Llorente, quedamos en montar algo en noviembre en algún garito de la ciudad. Me imagino que de haber sido lo hubiéramos hecho en el Mar de Dios. Al final las cosas...bueno, se diluyeron.

Tres años más tarde moría Félix Romeo. En el 2011. Y dos años después, claro, se hacían veinte años del sello Acuarela. Y volví a escribir a Jesús Llorente. Quería hacer algo, no sé muy bien qué, que hablara de Félix y de Acuarela. Al final, las cosas, en vez de diluirse, han buscado su camino:


En el año 1994 aparece el primer disco de Sr. Chinarro. No era la primera referencia del sello Acuarela, ya que habían publicado anteriormente unos cuantos EP´s y singles en vinilo, pero sí que era el primer cd, la primera colección de canciones. En la serie mayor de Plaza y Janes, donde publicarían sus primeras novelas de éxito Ray Loriga o Benjamín Prado, aparecía Dibujos animados de Félix Romeo. En el disco de Sr. Chinarro aparecía una versión narcótica de Leave me alone de New Order. Aquel libro de Félix hablaba de Zaragoza, una Zaragoza codificada por líneas brumosas. Hablaba de estar solo mientras los demás también están solos. Chinarro podría haber sido un personaje de Dibujos Animados. Podría haber cantado la banda sonora del libro, sobre todo esa versión de New Order: "Déjame solo/Déjame solo/aunque solo sea estos últimos días".

En el año 1997 Acuarela publicó El porqué de mis peinados (luego lo reeditaría en el año 2001), el tercer LP de Sr. Chinarro. Fue mi primer disco de Chinarro. Lo compré años después, imagino, en aquella época estaba intoxicado de Velvet Underground y David Bowie. Pensándolo mejor, el disco me lo regaló mi madre. La mayor parte de los discos originales de aquella época me los regaló mi madre. Curioso. Comprábamos discos porque había que comprar discos. Era un sistema sencillo, si te gustaba la música comprabas discos. Y si no estaban a la venta los discos que te gustaban, montabas una discográfica y convertías las maquetas en vinilos. Supongo que no sería tan fácil. En 1997 Félix Romeo tenía 31 años. Ya soy más viejo que él ahora mismo. Hacía tres años que había publicado Dibujos animados y faltaban cuatro años para publicar Discoteque. En El porqué de mis peinados la voz de Antonio Luque se mezclaba con Sandra. Mi imaginaba a Chinarro como un oscuro sucedáneo de Corcobado, un nuevo Nacho Laguna...pero aquel disco-y uno de los conciertos que dio en Radio 3, grabado en una cassette TDK de 60 minutos-te daba completamente la vuelta a la cabeza. Había escuchado a Sr.Chinarro en un disco tributo a la Movida Madrileña en el que hacía una versión psicótica de Han caído los dos de Radio Futura.

Cuando decía aquello de Capitán Cavernícola, volvíamos a los dibujos animados. O el teclado afónico de Tu casa o la mía, las rimas imposible, Gómez de la Serna, los relojes de arena y el sample de Ritmo de la noche. Lavabos sucios, cuchillas de afeitar calientes. En El Porqué de mis peinados estaba Quiromántico y eso sigue poniéndome dura el alma.

En el año 2001 Alberto Navajas me regaló Renacimiento, un poemario de Michel Houllebecq, en la primera edición que realizó Acuarela Libros. Sorprendentemente el núcleo duro de la gente con la que pasaba mis horas en aquella época conocíamos a Houllebecq por haber grabado un disco de spoken word (bueno, entonces no lo llamábamos así) en otro de esos sellos que nos habían roto la cabeza: Green Ufos. En realidad lo había grabado con música de Bertrand Burgaralat para el sello Tricatel. Es lo de menos. Todos queríamos ser modernos y no íbamos a permitir que la pérfida albión nos amansara. Escribíamos sobre la nueva música francesa, le quitamos el polvo a los disco de Battiato y esperábamos que alguien nos pasara grabaciones de Os Mutantes, que era lo más. Me estoy yendo. La colección Acuarelas Libros es una maravilla, uno de esos sitios donde uno podría almacenar la memoria de la especie en unos pocos ejemplares. En la lista de libros publicados aparecían obras de Martín López-Vega o Dennis Cooper. Sobre Cooper y Jesús Llorente habla Félix Romeo en una de sus columnas en ABC, en sus Iluminaciones del año 2008. Llorente ha entrevistado a Dennis Cooper, que aparece como un demonio malvado, depravado gay de la contracultura. Años más tarde Nacho Vegas aparecía con una camiseta de Cooper como si fuera el último gurú de la causa. Hace tiempo que no creo en Vegas. Siempre llega tarde, aunque le gusta vender su pescado como fresco.

Durante aquel año apareció Discoteque, la segunda novela de Félix Romeo. Hay una canción de El Porqué de mis peinados, se llama Diario de Pitágoras: "Unas cervezas, dos en el tren, tres en el coche, mira qué bien./Decimos adiós a los guardias civiles que nos vigilan al salir de las ventas." que me recuerda al viaje de Torosantos y Dalila Love por las carreteras de los Monegros. Discoteque tiene algo de realismo mágico baturro, es sórdido pero creíble, amoroso y apestoso, como si en la rima consonante uno encontrara la salvación. Mientras escribo este texto recuerdo que hay un relato de Félix en una antología titulada Almanaque (After-Hours, una muestra de cult fiction) que editó Reservoir Books en la primavera del año 1999, un relato que se titula Préstamos e intereses (y que, por cierto, está dedicado a Pepe y Jorge Melero...a los que espero les guste lo que estoy escribiendo), que adelanta un poco el tono de Discoteque. Pistolas con huellas de verdad, la primera frase: "Ya sé que las mejores historias transcurren en Los Ángeles o en América o en Miami, pero esta no transcurre allí." Hay un relato de Jesús Llorente en el libro, se llamaba Quedamos como amigos y hablaba, bueno, de amor y sangre. Era un relato clásico, muy de la época, sobre todo por el tema de la bolsa llena de pesetas.

Lo que más me gusta de Almanaque son las biografías de los autores. Casi parecen biografías imposibles: de Félix Romeo pone: Nació en Zaragoza en 1968. Ganó el premio Ícaro de Literatura con su primera novela, Dibujos Animados (Plaza y Janés 1996). En 1999 tiene previsto publicar la novela Boxeo y el libro de cuentos Enero y febrero. Es director del programa La Mandrágora de TVE.

Me gusta lo de los libros que iba a publicar Félix. Es un poco como esa vieja sección de Sergio Algora en el Zona de Obras: Los libros imposibles de Algora.

De Jesús Llorente pone que nació en Cádiz en 1972. Ha publicado los libros de poemas Luna Hiena (Vitrubio, 98) y Verano muerto (Renacimiento, 99). Ha traducido a Philip Larkin, Dennis Cooper y Patti Smith. Dirige el sello discográfico Acuarela. Tengo otro libro de esa misma colección, Almanaque (invasores de marte), publicado en el invierno del año 2000. Pasamos de Barry Gifford a Philip K. Dick en poco más de un año. Aparecen Rodrigo Fresán, Roberto Bolaño o César Aira. No aparece Félix, sí que aparece Jesús Llorente, su cuento se llama Cómo odiamos las despedidas. Dos de los protagonistas se llaman Stan y Lem. En la biografía de Jesús Llorente para ese libro ponía que había nacido en Cádiz en 1972 y que había publicado dos libros de poemas, Luna Hiena (Vitrubio, 98) y Verano muerto (Renacimiento 2000). Año arriba, año abajo. El libro tenía un precio de 1995 pts/11,99 euros.

Repaso los viejos fanzines de Confesiones de Margot: en el número 8, de abril del 2003, entrevistamos a Manta Ray, Alberto Navajas y un servidor. Alberto Navajas, la conexión de Confesiones de Margot con el sello Acuarela, entrevista a Emak Bakia en el número 9 (Septiembre, 2003) y en el siguiente número (CdM 10, Enero del 2004), firma una entrevista a Berg Sans Nipple y un reportaje sobre el Tanned Tinn Festival del 2003. Estoy seguro que hablamos alguna vez de Thalia Zelek, en aquella época en la que giró por España...pero no sé si llegamos a incluir una entrevista en algún sitio. En aquel año 2003 me compré El ventrílocuo de sí mismo, el último disco de Sr.Chinarro en Acuarela. Es un gran disco, como todos los de Chinarro. Más luminoso en sus formas, que no en su fondo, Luque había construido a su alrededor una leyenda de desaliño y dejadez de la que le iba a costar salir en los años siguientes. Grababa mucho, pero todo era muy bueno. Tan bueno era componiendo como sacando de quicio a público, promotores y discográfica. La leyenda decía que trabajaba haciendo donuts. En el tema Los carteles, Luque decía una y otra vez: Zeta, zeta, zeta. En aquel año 2003 vi en directo a La Costa Brava haciendo una versión de NH3 Light de Sr.Chinarro. La canción hablaba de Santillana y aparecía en un disco llamado Cobre cuanto antes que había aparecido en Acuarela en el año 2002.

En el año 2004 me llegó a casa una copia de In black we trust de Grupo Salvaje. Eran los últimos tiempos de los fanzines, de la grapa y el papel. Grupo Salvaje, con su nombre a lo Sam Peckinpah, ofrecían exactamente lo que tú le hubieras pedido. Me gustaba aquella canción terrosa que se llama Elvis love us. Estaba allí, todo junto: David Lynch, el desierto de Mojave y los cuadros de Edward Hopper. Es uno de esos discos que tienes que escuchar mil veces para encontrar la respuesta. Y uno de esos discos que se pierden en las mudanzas. Busco entre los cuentos de Félix y encuentro este fragmento: Cae una lluvia ridícula, pero suficiente para empañar el parabrisas. Pongo en marcha el limpiaparabrisas. El ruido de las gomas del limpiaparabrisas se parece a una canción de Mogwai. Ana se agarra las puntas de los pies. Se masajea los dedos. A Ana le gusta el orden. Ordena los libros. Ordena los vasos. Ordena las sábanas.

Luego los dos protagonistas de Lear or Lear, aparecido en el años 2005 en el libro Historias de Loarre (March), entran en Huesca y toman algo en el Café del Arte. Si Grupo Salvaje cree en lo negro, yo creo en las casualidades.

En el año 2008, el mismo año que Félix Romeo me escribió para tratar de montar una fiesta concierto aniversario de Acuarela en Zaragoza, Félix editaría Amarillo y Jesús Llorente lo entrevistaría para Rock de Lux (Número 263 de Junio 2008), además de realizar la reseña del libro editado por Plot. Félix hablaba de Chusé Izuel, pero eso, puede que ya lo sepas. Entiendo que, por las fechas, la entrevista se hizo en mayo y Jesús le comentaría a Félix que se iban a cumplir quince años de sello y que le gustaría hacer algo en Zaragoza. La entrevista llevaba una especie de título: Pérdidas y desamores. El pie de foto lo dejaba todo muy claro: La amistad, la muerte y cómo acostumbrarse a la sombra de los seres desaparecidos...

He vuelto a escribir a Jesús Llorente. En realidad no sé muy bien qué preguntarle...no sé muy bien qué preguntarle que no le hayan preguntado ya...que si el indie, que si internet, Antonio Luque, veinte años..la brumosidad de los días pasados, las minorías que acuden, como minorías, claro, a los conciertos. He pensado mandarle el texto que he escrito y ver qué me contesta. No sé si le gustará o no..

Bueno, lo único que quería de verdad es tirarle de la oreja por no haber publicado el debut de Kiev cuando nieva. Pero eso es otra historia.


domingo, 18 de agosto de 2013

Ragazzo solo, ragazza sola

En el año 1970 David Bowie no era todavía el extraterrestre ambiguo que definiría la música en la década siguiente, así que su compañía de discos decidió venderlo al resto de Europa como una especie de Cliff Richard de mirada bicolor y le propuso grabar su único éxito hasta entonces, Space Oddity, en italiano. Para ello recurrieron al mítico letrista Mogol, que se había hecho famoso, entre otras cosas, por escribir el texto de Una lacrima sul viso que Bobby Solo había inmortalizado tras su victoria en el Festival de San Remo de 1964. Mogol, que ya había adaptado temas de The Mamas and the Papas y Procol Harum, decidió llevar el tema de Bowie a su terreno y convirtió la historia del Mayor Tom, un astronauta abandonado en la inmensidad del cosmos, en una balada melancólica de incomprendido amor adolescente que tituló Ragazzo solo, ragazza sola. El single se publicó en Italia sin ningún éxito y , puesto que unos meses después llegaría desde Marte Ziggy Stardust, aquel tema escrito por Mogol y cantado con una inusitada flema mediterránea por Bowie se convirtió en una rareza. Más de cuatro décadas después aquella canción vuelve a estar de actualidad por el estreno de la nueva película de Bertolucci, Tú y yo, que toma como inspiración Ragazzo solo, ragazza sola. Una historia íntima, casi teatral, que se ha podido disfrutar estos días en la cartelera zaragozana. Que unos multicines reserven alguna de sus proyecciones para este tipo de propuestas y más si es en versión original y a un precio asequible es un esfuerzo loable. Esperemos que permita saciar los apetitos cinéfilos de quienes siguen extrañando los desaparecidos cines Renoir. Yo, he de admitirlo, fui a ver una de zombies en inglés, pero de eso, de los muertos vivientes y del Gobierno, hablaremos la próxima semana.



Columna aparecida en el Heraldo de Aragón el sábado 17 de agosto del año 2013 

Octavillas pop especial agosto: canciones de verano con Beatriz Pitarch

El pasado sábado dedicamos las octavillas pop a las canciones que hablan del verano, la playa y el mes de Agosto: hablamos de Xavier Cugat, de cubetas de vinilos, de ferias y rumba, de Nico Fidenco y toda la parafernalia de la arena y el mar azul, junto con Beatriz Pitarch: descargar aquí 

Programa emitido el sábado 17 de agosto de 2013

viernes, 16 de agosto de 2013

Edición limitada disco-libro: Amor Analógico

Amor analógico son relatos de ciencia ficción de la edad de oro ilustrados por Javier Aquilué en un proceso postal absolutamente artesanal y radiados durante el año 2013 en el programa de radio Can Tuyus presentado por Miqui Puig. 

Amor analógico recoge los doce relatos que escribí y leí en el programa que Miqui Puig realiza cada noche en Xarxa Radio, Can Tuyus. Un programa en el que las canciones pop se mezclan con lo básico, de la memoria a la emoción. Miqui, que es un hombre de grapa y fanzine, aceptó encantado la propuesta y cada noche, de madrugada, le llamaba desde Ateca o Zaragoza, para contarle una historia de amor y ciencia ficción. 

Pero no era suficiente, escribí a mi amigo Javier Aquilué para pedirle que acompañara las palabras con sus
ilustraciones. 

Mandaba cartas a una dirección en Huesca y al final, llegó la forma en blanco y negro. 

Futurismo (y su esplendor geométrico), Alan Turing, Locus Sorus o Luis Alberto Spinetta cantando al amor galáctico han llenado
los huecos que faltaban entre las historias. Battiato, Warren Ellis, Franklin Richards enamorado de Rachel Summers, ROM...e ir a ver 2010 Odisea dos con mi padre en un viejo cine de Zaragoza y no entender nada. 

El libro Amor analógico aparece en la colección Canto de Lupa de la Editorial Comuniter en una primera edición limitada de treinta ejemplares en formato Libro-disco: el libro más una mixtape contemas compuestos para la ocasión por músicos como Pablo Malatesta, Eduardo Mecanismo, Juan Luis Saldaña, Nico Casinelli, Juan Verón, Astillero Monegros, Walden y  Räro dj e inspirados en cada uno de los relatos del libro.  Con diseño de Víctor Montalbán, interludios a cargo de Eduardo Mecanismo y máster de Pablo Malatesta. 

Si estás interesado en reservar uno de los ejemplares de esta edición limitada y numerada (30 libro-discos) ponte en contacto a través de este correo o en el mail: ogomezmilian@gmail.com 

domingo, 11 de agosto de 2013

Contigo en la playa

¿Cuántos de ustedes han cantado aquello de "no, este año yo no estaré contigo en la playa"? La adaptación que hicieron los Sonor de aquel maravilloso Con te sulla spiaggia de Nico Fidenco, cantante melódico de los sesenta italianos, de esos que interpretaban sus temas con orquestas de muchos violines, épicos y elegantes. Nico Fidenco tuvo un éxito todavía mayor con Legata a un granello di sabbia, que en Latinoamérica se popularizó como Granito de Arena y que fue el primer sencillo de 45 r.p.m que superó el millón de copias vendidas en Italia. Fidenco, en aquellos años sesenta de beat europeo, tenía todas las cartas en la mano para triunfar y un solo inconveniente: era muy feo. Sí, nada de la imagen que tenemos de galán melódico triunfando en las galas de verano. No, Fidenco era un pianista a sueldo de la compañía RCA que se dedicaba a componer y arreglar para distintos intérpretes de canción ligera y que cuando le propusieron cantar sus propios temas en la portada de sus EP´s siempre había una foto de una muchacha mediterránea de buen ver. Y aunque intentaron prolongar su fama haciendo que se presentara a la edición de 1967 del Festival de San Remo con la entonces popularísima Cher, no hubo manera. Nico Fidenco abandonó las listas de éxitos a finales de los sesenta, pero aunque ya no pudiera ser crooner, Fidenco siguió ligado a la música durante las décadas siguientes como compositor de bandas sonoras. Suyos fueron los temas instrumentales que acompañaron los primerizos desnudos de las películas S de Laura Gemser. La Gemser, Emmanuelle Negra, mito érotico en largometrajes de capital europeo que trataban de seguir el éxito de las originales norteamericanas y que con tanta fruición devoraban los españolitos medios en los cines de arte y ensayo de Perpiñan. Nico Fidenco del yeyé a los sillones de mimbre.

Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del 10 de agosto de 2013

lunes, 5 de agosto de 2013

Cachito mío

Hace un par de semanas paré en una gasolinera que hay en la entrada de Calatayud y mientras esperaba para pagar me puse a rebuscar entre los estantes de discos de saldo. Ya quedan pocas estaciones de servicio donde uno pueda practicar el milenario arte del husmeo entre cintas de carretera y la verdad que es una pena. Entre discos de The Doors o Kenny Rogers encuentro una auténtica joya, un clásico: Nat King Cole canta en español. 2,95 euros. Las versiones en español de Nat King Cole son grabaciones eternas, banda sonora de viajes y verbenas, y es difícil encontrar una familia que no haya tenido una cinta de cassette o uno de esos cartuchos de ocho pistas, mastodónticos e inencontrables, que comenzaba, casi de manera invariable, con el inmortal Cachito mío. Banda sonora original de viajes, verbenas y fiestas. Cole, que había sido parte de la escena jazz norteamericana en los años cuarenta, alcanzando la fama como pianista con el Nat King Cole trío, decide entrar a grabar en el año 1958 una serie de clásicos del repertorio latinoamericano. Entre La Habana y Ciudad de México registra rancheras y boleros clásicos como Las mañanitas o Piel Canela. Lo curioso era que Nat King Cole no hablaba ni una palabra de español y tampoco era capaz de aprender un idioma en unas semanas, así que tuvo que memorizar de manera fonética los textos, repitiendo los sonidos una y otra vez hasta que consiguió aprenderse las canciones. Eso, evidentemente, trajo como resultado ese fraseo tan caraterístico en sus interpretaciones, en las que parece estar masticando las palabras, pero que, por otro lado, le otorgan un sabor añejo, emocional y mítico a las versiones de Cole. Te prometo, cariño, que si esta noche tocan Ansiedad, te saco a bailar. 


Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del viernes 2 de agosto de 2013