miércoles, 22 de julio de 2009

True Blood...ahora con un 67% más de sexo


Llevo cinco capítulos de la segunda temporada de True Blood, uno de los estrenos más prometedores de la última hornada de series americanas. No es un serial de "vampirosdándosebesitos" al modo de esa cosa infumable que es Crepúsculo ni tampoco tiene la magia de Buffy Cazavampiros...pero la tanda inicial de episodios no me disgustó (el final un poco pardo, eso sí). Esta nueva remesa empezó bastante cañera, abriendo nuevos enigmas, introduciendo alguna criatura nueva... pero ahora es que sólo es sexo y venga sexo, no en plan mojigato, tiene un puntito muy sensual (alguas escenas frisan el soft), pero parece que la trama se monta a base de encadenar polvos-que además se ven a la legua-. Grupos y personajes esquemáticos: vampiros auténticos y molones, cuanto más antiguo más molón, unos cristianos talibanes armados hasta las cejas (muy del rollo Camp Jesus, el documental), fuerzas primigenias de la naturaleza encarnadas... y lo que más miedo me da, que están empezando a realizar recreaciones del pasado de cartón piedra que en Buffy tenían su gracia-se notaban los cosidos y los remaches a la legua-, aquí tratan de darle un toque más cinematográfico que les termina quedando pardo, pardo, pardo. Tres veces pardo.


Impresionante, cambiando un poco de tercio, el episodio perdido de Dollhouse. Whedon se monta un apocalipsis entre Romero y Terminator con cuatro duros y dos escenarios. Echadle un ojo, merece la pena.