domingo, 13 de febrero de 2011

Crónica de El Hombre Lento en La Casa del Loco (Sábado 12 de Febrero 2011)

Esta crónica podría resumirse en unas pocas palabras: El Hombre Lento es la mejor banda alternativa aragonesa. Tanto por su directo como por sus canciones. Con esto tendría que valer, SayNoMore como diría el gran Charly García. Pero no me quedaré en silencio, enjuagaré las gotas de electicidad febril que cubren mis ojos y desatascaré los tímpanos intoxicados para hablar, para escribir sobre el concierto del sábado de El Hombre Lento. Sin palabras entre canción y canción, dejando que las imágenes hablaran, que la epilepsia interpretativa de Chiqui Castejón, armado con una acústica negra arrancada de las garras de Johny Cash, devolviera nuestro cerebro al purgatorio de las mejores alucinaciones, que la guitarra enrabietada de JJ. Gracia mascullara lamentos extraídos del punk elegante, del mercurio arenoso, de la noche abierta con farolas reventadas a pedradas. Ambos, junto al irredente bajo de Guillermo Mata y la precisión salvaje de Carlos Gracia, mecanizan un combo lisérgico de agresividad intelectual que desgrana canciones sobre la muerte blanca, las pistolas orgánicas y el hastío de los techos. Zaza es el hogar último de los ángeles exterminadores, la posada fin del mundo para los beatniks adictos a la morfina, Zaza es tan industrial como los paraísos abandonados llenos de máquinas abolladas. Bolero de ginebra y psicodelia metálica de la escuela de Battiato. Óxido del bueno para nuestras venas, arrugados por tanta banda impostada y tanto llorón de sobremesa. Me gustó cuando Big Boy subió y machacó la pandereta como si estuviera asesinando a Bob Dylan, me gustó el tres porque es cuatro menos uno y así no hay manera de cuadrar las divisiones, me gustó El Hombre Lento porque es música de la que te hace sentir vivo en mitad de la enfermedad.

Simpatía por el relato en versión aragonesa...

El viernes presentamos en el Fórum de la FNAC y luego en el Arena Rock un libro que se llama Simpatía por el Relato, editado por Drakul y coordinado por Patxi Irurzun y Esteban Gutiérrez Baco. Rockeros y poperos escribiendo relatos, dejando las guitarras de lado y dedicándose a la tecla. Es un fenómeno curioso, muchos músicos tratan de llevar sus letras a papel impreso, algunos con más éxito que otros... conocido el caso de Leonard Cohen que era un consolidado poeta y narrador en Canadá antes de dedicarse a la música y ser reconocido como una estrella mundial...además de seguir publicando libros extraordinarios. Otros intentos un poco más fallidos fueron los poemarios de Jim Morrison o el intoxicante Tarántula de Bob Dylan. Recientemente fue un poco decepcionante la anunciada a bombo y platillo, primero novela de Micah P. Hinson, aunque en España siempre hemos tenido músicos sobresalientes que han sido también notables literatos: así, de memoria, Javier Corcobado, Fernando Márquez “El Zurdo”, Sabino Méndez o los más actuales, Antonio Luque (verdadero nombre de el Señor Chinarro) o Julio De La Rosa. En Aragón siempre ha existido una tradición de músicos que publican libros, que tienen la narrativa como una segunda actividad artística o que incluso la compaginan con la composición e interpretación de canciones... desde José Antonio Labordeta a Gabriel Sopeña pasando por Joaquín Carbonell o Ángel Petisme (que precisamente junto a Daniel Sancet de Insolenzia, participa en este libro, Simpatía por el Relato)... todos vieron aparecer sus primeros textos entre los setenta y ochenta y han mantenido una trayectoria consolidada en ambos casos...aunque de aquella época hay un curioso autor, poeta y músico, quizá no tan conocido, pero que a mí me fascina: Javier Carnicer. Oscense, afincado en la actualidad en Barcelona, durante los años ochenta montó una de las bandas más curiosas y magnéticas que ha dado Aragón, Carnicería Carnicer, muy influenciadas por el afterpunk y las bandas oscuras de aquella época, como Bauhaus, Joy Division o The Cure...Javier Carnicer publica un libro La sombra del obituario vista por su huésped (en el año 1982) y varias maquetas con Carnicería Carnicer, ayudado por el guitarrista de la banda oscense Orni, Felipe Gazo. En el 2008 vuelve a la actividad literaria con un interesante libro Estuche de Lijas que, además se convierte en un disco, junto a Justo Bagüeste, llamado Lijas y que incluye música de Justo y las palabras de Carnicer. Ese libro parece que tendrá continuidad y no tendremos que esperar otros tres lustros para ver un libro o un disco de Carnicer. Existe por cierto, un libro que publicó la editorial Drume Negrita, que se llamó Poesía en el Rock, con textos de músicos como Jesús López (Lágrimas de Mermelada, Club Eléctrico, Malamente o El Galgo Rebelde), Cuti, Sopeña, Petisme...esa misma editorial publicó el primer libro de poemas de uno de los grandes letristas de la música aragonesa, José Lapuente, fundador de Proscritos y Dos Lunas, se llamó Cielo Cambiante y apareció en el año 1997. Sirva este blog para anunciar una pequeña exclusiva y es que Jose Lapuente, ahora mismo mánager personal de Loquillo, prepara su segundo libro, con Comuniter, en el que a través de las letras de las canciones del segundo disco de Dos Lunas, Otra Luz, que permace inédito, recorre sus viajes por Latinoamérica a mediados de la década pasada. En el libro Poesía en el Rock aparecían también poemas de una jovencísima Eva Amaral...poemas, uno de ellos que se han recuperado ahora para la antología YING que hace unos meses editó Olifante, antología de Ángel Guinda, con las principales voces femeninas de la poesía aragonesa. De la siguiente generación es imposible no nombrar a Sergio Algora, posiblemente una de las mentes más preclaras del pop y la literatura aragonesa, Sergio mantuvo de manera paralela sus dos vertientes, como compositor de canciones y vocalista de grupos míticos como El Niño Gusano, Muy Poca Gente o La Costa Brava y escritor, primero en poesía, Paulus e Irene, Cielo a muerto o los Versos dictados entre otros y luego como narrador, con dos volúmenes de relatos, A los hombres de buena voluntad y No tengo el placer, aparecidos en la editorial Xordica. Los versos de Duerme,un tema del último disco de El Niño Gusano, “Todas mis novias vestidas de venas” aparecen en el libro Paulus e Irene que la editorial Olifante publicó en el año 98, más o menos cuando El Niño Gusano se separaba. Es uno de los pocos trozos de poemas que Sergio utilizó como letra de canción (en este caso más bien al revés), puesto que Algora prefería mantener en la medida de lo posible un campo separado del otro. Sin duda, cuando se habla de pop y literatura en Aragón, es, junto a Sopeña, la referencia más clara. Más joven que Sergio, pero con un imaginario común, por lo menos en la primera época, encontramos a Sebas Puente, letrista y voz de Tachenko. Sebas se junta con Sergio Vinadé y ambos, con distintos cambios en la formación, han consolidado una de las trayectorias con mayor repercusión nacional para el pop aragonés, su último disco, Compañeros del Metal además de ser reconocido como uno de los mejores del pasado año para todas las listas de publicaciones musicales se compaginó con las dos giras que han realizado junto al tejano Micah P. Hinson como banda de acompañamiento. Sebas Puente, como Sergio Algora o Copi (teclista de Enrique Bunbury durante la época de El Huracán Ambulante) publica un libro con la desaparecida editorial El Chorrito de Plata, fundada por Antonio Estación y Enrique Bunbury. El libro de poemas se llamó “Nos están dando pistas” y apareció en el año 2008. Y por fin, en la última generación de músicos metidos a escritores, artistas que no han cumplido los treinta años pero han velado ya sus primera armas literarias: Ana Muñoz, cantante y letrista de Louisiana, que apareció primero en la antología Parque de Atracciones que publicó David Giménez en su editorial El Imperdible y luego con su primer libro, Sólo para la noche, en el año 2009, publicado por Manuel Forega en su colección Lola Editorial y el oscense de adopción Antonio Romeo, bajista y letrista de la banda de pop pánico Domador, que acaban de publicar su segundo LP, Teóricamente Imperfecta, en un giro hacia el tecno pop de manual y que el año pasado, durante el festival Periferias, junto a Javier Aquilué de Kiev cuando nieva, sacó un libro de poemas ilustrados, Tratado sobre la oscuridad (editado por Homokin). Anteriormente había publicado Rara vez tu nombre en el año 2009 con la editorial Resurrección. Las nuevas hornadas que aseguran la continuidad de esta fértil relación entre las letras y los pentagramas en el rock y el pop aragonés.
Algunos nombres que no quiero que se me olviden: Gonzalo de la Figuera, batería de los Enfermos Mentales o Cuscús Party que también fue letrista de Especialistas o la Orquesta Mondragón (en el olvidado pero imprescindible Tómatelo con calma de la banda liderada por Javier Gurruchaga) y que llevan más de veinte años escribiendo en distintos medios, Luis Lles, que escribió la letra de Debajo de mi cama, tema primerizo del rock oscense y grabado por la banda Orni y que los Domador han recuperado alguna vez en directo (Chema Barrio, el cantante, es sobrino de Felipe, guitarra de Orni), Juan Luis Saldaña, bajista y compositor de Nubosidad Variable, que además de haber publicado varios libros de poemas, el año pasado editó su primer libro de relatos, Hasta agotar existencias (Editorial Comuniter), o Santi Rex, vocalista de Niños del Brasil, cuyo blog fue referencia de la actualidad cultural aragonesa y sus artículos en prensa y fanzines son siempre una alegría por su incisiva pluma.