domingo, 12 de agosto de 2012

Hand in glove (un relato)


 dedicado a Miqui Puig y Miguel Mena
 (porque la vida poniendo canciones de los Smiths 
en la radio es mucho mucho mucho mejor)

La diva estaba preparándose un té en la cocina de su casa. Caminaba descalza por el pasillo con la taza de té en la mano cuando sonó el teléfono. Aceleró su paso para alcanzar el auricular justo antes del cuarto toque. Sus hijos veían la televisión sentados a los pies del sofá y tuvo que pedirles que bajaran un poco el volumen.

-Dígame
-Perdón, buenas tardes-una voz joven y nerviosa acumulaba palabras al otro lado de la línea-¿Es usted la señorita Shaw?
- Sí, soy Sandie Shaw y ¿usted es?
- Eh, sí, Mrs Shaw, me llamo Johnny Marr y toco la guitarra en una banda que se llama The Smiths, no sé si nos conoce...
- No, no tengo el placer, ¿perdone, cómo ha conseguido este número?

Al otro lado de la línea Johnny Marr apartaba a Morrissey que, a pesar de no haber querido ponerse al teléfono no paraba de decirle cosas al oído:

-Johnny, dile que tenemos una canción que se llama Jeane...pero díselo, Johnny, dile que hemos escrito una canción para ella...pero que puede cantar cualquiera, cualquier canción...
- Steve -todo el mundo sabe cuánto odia Morrissey que lo llamen por su nombre de pila- si no te calles no nos va a hacer ni caso
- Pero dile...

Sandie Shaw se impacientaba, sus hijos querían ver los dibujos animados, el té se le enfriaba y había un jovencito al otro lado de la línea que quería convencerla para que volviera a cantar. ¿The Smiths? No le sonaban de nada...qué nombre tan vulgar pensó. 

-Mire, estoy ocupada, voy a colgar.
-No, no, por favor, espere...ahora se pone el cantante, ya verá, es una canción preciosa...la hemos escrito para usted.


Marr le ofreció el teléfono a Morrissey que, tímido, muy tímido, negó con la cabeza. No se pondría al teléfono por nada del mundo y menos si estaba Sandie Shaw al otro lado. Marr, cabreándose por momentos y sin acabar de ver el sentido punk del asunto volvió a intentarlo:

-Mrs.Shaw, mire, somos grandes fans suyos y nos gustaría mucho que, por lo menos, escuchara la canción que hemos escrito.


(Johnye, Johnye, dile que tenemos más, que puede cantar la que quiera...cállate Steven)

Sandie Shaw, un poco sorprendida por la insistencia de aquellos muchachos y con ganas de terminarse el té antes de que se convirtiera en un líquido helado imposible de beber, le contestó:

-Está bien, escucharé la canción...

Y el resto es historia.