domingo, 16 de septiembre de 2012

Unas palabras que agradecer

a David...que se encontró un libro antiguo y me recordó que antes estas cosas me emocionaban.

Diada rumbera

Se levantó la marea de señeras por toda la rambla. Me dio pena que no invitaran a Peret y se tocara una versión de Los Segadores a la manera rumbera (catalana, claro). Me quedé a cuadros con Josep Guardiola mandando un mensaje desde Nueva York para aportar su granito de arena al desierto de la secesión. Y todo encendido por la habitual provocación españolista de colocar en horario prime-time la historia de Isabel La Católica (cada vez que veo al mediano de "Los Serrano" haciendo de Alfonso de Castilla me parece que la Farsa de Ávila va a parecer un capítulo de "Física y Química"), con Castilla devorando de mala manera a Cataluña (bueno, Aragón...pero eso es otro tema). Tanto tiempo siendo beligerante con el nacionalismo me ha dejado agotado, agotado de banderitas rojigualdas cada tarde de partido y de salvapatrias de saldo ganando elecciones con los bolsillos llenos de revanchismo, así que no habrá frases rimbombantes ni llamadas a los castillos en la defensa de unidad del territorio. Solamente me parece tendencioso el planteamiento de los políticos en Cataluña y que esas manifestaciones multitudinarias tienen un tono de pastoreo indecente. El pensamiento crítico tiene que imponerse y puesto que durante mucho tiempo una de las pocas cosas que han tenido en común los catalanes con el resto de los españoles son los insultos a los políticos del PP, propongo aprovechar la deriva psicótica de Rajoy y acólitos para buscar una renovación en los lazos. Llamo a mi amigo (El mig amic) Miqui todos los jueves, por la noche. Está en una bodega con sus amigos, hablando en catalán y cuando se pone al teléfono y le pongo una canción me contesta: me ha gustado mucho, Octavio. En un castellano perfecto. Y luego sigue y yo cuelgo y pienso: si todos fuéramos a visitar a nuestros amigos con más frecuencia estas cosas no pasarían. Y me temo que el sitio que estos malabaristas de lo patriotero quieren marcharse es un lugar al que no llegan los trenes. 


Columna aparecida en el Heraldo de Aragón del 14 de septiembre de 2012