Cuando un LP que se abre con una joya como Mystic Monkey (saliva de Tina Turner cantando canciones de la Credence Clearwater Revival, tú sabes de lo que te estoy hablando, ¿verdad?) sabes que estás ante algo serio. Una voz superdotada que se eleva sobre las acústicas épicas de The Man with the Electric Flag, llevando el sonido americano a las orillas del Ebro, los jinetes fantasmas han traído la tormenta. Whisky Galore tiene el sabor del vodevil de los hermanos Davies, con una voz masculina aclimatada a los estándares del indie y Milky Day da el contrapunto de folk perezoso para un LP que maneja referencias de distintas barajas anglosajonas con mucho gusto. Producción exquisita en manos, como no podía ser de otra manera, del gran Rafa Domínguez (cocinero supremo de esta tierra), porque llegas a Brainless y parece que estamos de vuelta al powerpop luminoso de los noventa o aparcas para encenderte un pitillo junto al motel que hay en la orilla del pantano y escuchas en la radio The Cigarrette Song. Y llegará la lluvia de Persons y tendrá tus ojos, una guitarra y las percusiones sobre ella, mientras los coros cubren de melancolía la habitación. El manual pasa de página y la electricidad punzante de Thinner than water nos trae un poco de la maldad lúbrica de los Sonics, perfecto para una noche en el Gruta 77, Sing a long es la parte bucólica que guardamos en el imaginario los que imaginamos Frisco como una fiesta. Nos levantamos de la hierba y la armónica de Frankie Losa nos remite a los años en el que el altcountry reinaba en la tierra de los dinosaurios con I don´t see anything. Un poco de elegancia, monedas lanzadas sobre el piano, Happy numbers en la rifa de la vida, más caverna en Yellow Moon, la voz de Patricia Destoky abrasa como el cuatro rosas en ayunas, Talking to the rain tiene un punto mesiánico y el cierre de nana con Bliss para redondear un disco sobresaliente. Instrumentistas calientes, abanico abierto, voces contundentes adaptados a todos los registros. Un servidor, contrario generalmente a las bandas que usan el inglés como vehículo para las canciones, solo puede rendirse ante la evidencia: si las cosas se hacen tan bien como lo hacen los Patinettes nos queda poco más que quitarnos el sombrero y gritar alto que este es uno de los mejores discos aragoneses del último lustro.
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