Acabo de volver de Vinos Chueca. Estoy contento, sonriente a pesar de la lluvia que agarra el otoño como si no quisiera dejarlo escapar. Estoy contento porque los rincones agradables, los pequeños espacios donde la poesía y las guitarras tienen sitio, donde la gente es amable y cariñosa, son un bien precioso que te hace la vida más llevadera. Porque he reído con mi amigo Juan Luis a la ida y a la vuelta, porque la voracidad imaginativa de David Giménez no tiene fin y es generoso como solo pueden ser los que no tienen nada porque lo han dado todo, porque Valtueña y Marisa han venido, porque Roberto nos ha tratado de maravilla, Juan Luis cada día canta mejor (y toca también mejor), porque la lírica de El Gran Bob me ha fascinado, porque ha cantado una de Leonard Cohen, de esas en las que las telarañas del amor sostienen el mundo, porque al final he hablado de Perico Fernández, pero también de mi padre, de los recuerdos, de la familia, de la nostalgia como combustible no contaminante, del Parsifal, El Astorga´s y esta ciudad que amo porque vosotros (y ya sabéis quién sois, vivís en ella). Y por que se ha tocado una versión el Gran Bob de "Fuera de combate" que ha temblado el misterio. Let´s groove a la vida.
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