Vuelven a la ciudad los Decalles...vuelven más bien a sus escenarios con material nuevo, caliente, calentísimo, canciones de barra y nocturnidad esta vez aliñadas con algo de bucolismo urbano (los paseos en el parque, se pueden hacer tantas cosas buenas...(y malas) al amparo de los arbustos). Grabado en Canencia, sierra madrileña que da título al disco, rock de buena graduación, aunque el fermento sea joven, el destilado alcanza niveles notables. Se abre con Mi sitio, corte cristalino de esos que remiten al final de los ochenta españoles, con una elegante aplicación de los metales y sigue con Tiempo perfecto, Javi Martelli mastica versos trepidantes, estribillo exacto, un ejemplo de cómo una banda de rock puede hacer una buena canción pop. Canallas en Chicas de cuero, caperucitas feroces y princesas de las que se encontraba Pepe Risi en los garitos de Malasaña, como un disparo que recorre la ciudad embuida en unos pantalones de pitillo casi ilegales y cierra con La última canción, arrastrado por la electricidad cansina del que ha vendido su alma en un cruce de caminos, baladón en tono épico, salpimentado de un hammond reluciente, para cerrar un apetitoso EP de una banda, Decalles, que crece, puliendo aristas, dejando una producción exquisita que espera el directo.
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