lunes, 14 de marzo de 2011

Reseña de DA (Grabaciones en el Mar, 2011)


Con su anterior entrega, Pulse y espere, DA (o sea, Dani Garuz y aliados) comenzaba a dar muestras de su gusto por la experimentación, estirando los límites de la canción pop hacia regiones novedosas. Su tercer disco, DA (Grabaciones en el Mar, 2011) es el paso definitivo:teclados mutantes, acústicas dulcísimas, voces que van y vienen, ritmos imposibles, spoken word... todo en la turbadora mezcolanza que bulle en la cabeza de Dani Garuz (responsable de todos los instrumentos, salvo las baterías y percusiones de su compañero de mil proyectos Enrique Moreno y coros de Bigott, Samuel Zapatero, Erika Beitia y el mismo Moreno). Cuenta conmigo, himno paródico AOR, con unos coros macarras, abre el disco, para dejar paso a la épica psicótica de La Compostadora donde Garuz conjuga requiebros melódicos con un texto casi ballardiano. Perdida, con colchón de guitarra acústica, acentúa de manera arbitraria la estructura para llevarte hacia ese camino imposible donde Barret se mezcla con los hermanos Batista. Aunque Garuz siempre ha sido un buen amanuense de canciones, capaz de guiñar el ojo con picardía a cualquier noche y ser un narrador contenido de colmillo afilado, y así nos entrega Discobares amigos. El Bowie más sutil aparece en Sonámbula, una referencia (sobre todo el Bowie de Heathen o Hours), que siempre se ha podido ver en los discos de DA, mientras que Último deseo nos trae al Garuz más clásico, el de aquel pulcro Dormidos en el zoo, evocador y de lírica mínima. Niño de mamá, como la intro de una versión actualizada de La Fuga de Logan, juega de nuevo a la reiteración abstracta, futurismo recitado, teclado percutor. Sería fácil hablar de Kraftwerk en Esclavo Einzelhaft, pero las referencias postmodernas lo acercan más hacia Futurama que al Aviador Dro, un Coppini con interfaz usb en el lóbulo frontal tocando canciones imposibles de La Mode. Juegos adolescentes, canción redonda, de estribillo “papapa”, de esas que Garuz es capaz de componer en medio suspiro. El cierre con Standing Baba, un mantra de reminiscencias sixties, un guiño a la etapa blanca de los FabFour, nos deja, como siempre con DA, sonriendo y con ganas de repetir.

Una portada muy cuidada, con la firma de Yann Leto y la masterización a cargo de Javier Roldón del Vacuum Mastering (en pocos meses se ha convertido en un clásico), hacen del tercer disco de DA uno de los ejercicios más arriesgados del pop aragonés de los últimos años. Aunque, la verdad, no esperábamos menos de Dani Garuz.

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