jueves, 23 de julio de 2009

Julio postmoderno

Mi querido amigo Javier López Clemente me exige postmodernidad en cada columna. Un nivel alto, altísimo. Frases cortas, referencias pop, zombis, dibujos animados, citas de poetas del rock. Yo claudico en el domingo pesado, sin perspectiva vacacional, el domingo que se corta con Alberto Contador reventando el Tour de Francia, épico, salvaje. Me gusta Contador, me gusta que en las carreteras galas haya gente que siga pintando con tiza “Perico”, me gusta imaginar sus manos blancas llenas de Perico Delgado. El ciclismo en julio es casi sagrado, tribal, como los festivales de pop, con sus ventiscas y aglomeraciones, todos pendientes de superar la resaca para poder colgar sus fotos en el Facebook. El Facebook en julio tendrá doscientos cincuenta millones de usuarios deseosos de mostrar al mundo sus postales de playa y montaña, sus posados en bikini –esos son mis favoritos– , sus juergas nocturna. Hay estampas que valen cuatrocientos mil euros, como las de los cetáceos invisibles desde un mirador caribeño sufragado por el Ayuntamiento de Sevilla. Lo llaman cooperación para el desarrollo pero termina como un chanchullo más de algún amigo de Felipe. Felipe, el de las canas tintadas, el que sobrevive a la senectud mediante una mutación capitalista. Mucha gente sigue creyendo en ti, Felipe, como en Perico, nunca fallabas. Era hermoso ser infalible, casi divino. Hay otros políticos también lo son: Zelaya tenía una habitación llena de ordenadores con los resultados del referéndum en Honduras antes de que se celebrara. Recuerdo a Fernando Escartín detrás de Armstrong, en el sprint por el sexto puesto y pienso en Marcelino, callado en las votaciones de la financiación, buscando también el sexto puesto. Es julio, dejémonos llevar.
Columna aparecida el miércoles 22 de Julio en el Heraldo de Aragón

miércoles, 22 de julio de 2009

True Blood...ahora con un 67% más de sexo


Llevo cinco capítulos de la segunda temporada de True Blood, uno de los estrenos más prometedores de la última hornada de series americanas. No es un serial de "vampirosdándosebesitos" al modo de esa cosa infumable que es Crepúsculo ni tampoco tiene la magia de Buffy Cazavampiros...pero la tanda inicial de episodios no me disgustó (el final un poco pardo, eso sí). Esta nueva remesa empezó bastante cañera, abriendo nuevos enigmas, introduciendo alguna criatura nueva... pero ahora es que sólo es sexo y venga sexo, no en plan mojigato, tiene un puntito muy sensual (alguas escenas frisan el soft), pero parece que la trama se monta a base de encadenar polvos-que además se ven a la legua-. Grupos y personajes esquemáticos: vampiros auténticos y molones, cuanto más antiguo más molón, unos cristianos talibanes armados hasta las cejas (muy del rollo Camp Jesus, el documental), fuerzas primigenias de la naturaleza encarnadas... y lo que más miedo me da, que están empezando a realizar recreaciones del pasado de cartón piedra que en Buffy tenían su gracia-se notaban los cosidos y los remaches a la legua-, aquí tratan de darle un toque más cinematográfico que les termina quedando pardo, pardo, pardo. Tres veces pardo.


Impresionante, cambiando un poco de tercio, el episodio perdido de Dollhouse. Whedon se monta un apocalipsis entre Romero y Terminator con cuatro duros y dos escenarios. Echadle un ojo, merece la pena.

lunes, 20 de julio de 2009

only happy when It rains


Bien, parece que escampa un poco la tormenta de verano... me retiro a casa con la biografía de Belushi que me acabo de pillar y un ratón para el portátil-corregir con el mando táctil es complicado-. Mañana no actualizaré. Estaré dando cursos en Teruel. Tranquilos, la columna ya está enviada, tendrán su dosis de postmodernidad ácida el miércoles.


Hay mujeres que en vez de rosas prefieren patatas fritas. Nunca me deja de sorprender el género femenino.