domingo, 2 de agosto de 2015

Interino (5º): La cotización de la Alianza Rebelde




Mi abuelo guardaba informes de la cotización de los valores de la bolsa. Miles y miles de aquellos papeles recios, con una presentación sobria, en azules y blancos, llenos y llenos de números. Imagino que entonces, todavía no existía ni el teletexto, saldrían publicadas de un día para otro y los que tuvieran acciones -o bonos como se decía entonces- harían acopio de aquellos informes y seguirían la evolución de los distintos valores con la dedicación del amanuense. Mi abuelo guardaba todos aquellos papeles, montañas y montañas de aquellos papeles en los cajones del mueble del cuarto de estar. Abrías un cajón y encontrabas aquellos cartones rectangulares amontonados, sin ningún valor. Yo le pedía permiso a mi abuelo para jugar con ellos. Mi abuela me dejaba las tijeras que guardaba en la caja de la costura, unas tijeras enormes de metal que mi abuela utilizaba para cortar hilos cuando cosía. Recortaba aquellas impresiones efímeras y les deba forma de naves espaciales. Entonces veíamos V en la televisión y yo alquilaba una y otra vez el Imperio Contrataca en el videoclub del Corte Inglés. Los recortaba dándoles la forma de los cazas X-Wing y de los grandes destructores imperiales. Era más barato que comprar las figuras de Kenner. Simulaba la batalla final en la Estrella de la Muerte. No sabía qué era eso de simular. Todavía no sabía qué era un diorama. Pero estaba metido en la revuelta rebelde hasta las cejas.  

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