El próximo jueves a las 2oh en la Librería Antígona se presenta el nuevo libro de Lola Editorial, Circular a veces de Inés Ramón y Reyes Guillén. Conversamos con Manuel Forega, editor y artífice de este proyecto. Edición cuidada, limitada, de largo recorrido, siempre al margen.
1. Un nuevo libro en la colección Lola Editorial. Aunque sea un tópico, tiempos difíciles pero algo de belleza siempre surge ante ello...
Tiempos difíciles y feos, sí; pero que Leandro Fernández de Moratín tal vez habría celebrado. Sin aspirar a ser miembro (o sí; quién sabe, si existiera...) de aquella célebre Academia de los Acalófilos que este Leandro fundara, su idea fue un hermoso sarcasmo estético. Yo creo también -como él- en la nobleza de lo nimio y en la bondad de lo horrible; en el corazón de Quasimodo, en la piedad de Grendel. En estos años, en que la estrategia es meternos el miedo en el cuerpo con horripilantes noticias, es más que nunca necesario un chispazo capaz no sólo de prender la antorcha de la beligerancia, sino de hacerlo estéticamente. Cada uno en lo suyo y, juntos, todos en uno. Creo yo que la más eficaz revolución ha de ser estética en su más amplio sentido; estética, digo, no diletante. Mi contribución es muy modesta, pero quiere ser lo más honrada posible.
2. Cuéntanos Manuel, un poco la historia de la editorial, porque has publicado libros magníficos, algunos que ya no se pueden encontrar...y siempre con mimo y mucho gusto
Lola Editorial es un proyecto del que propuse participar en 1988 a varios amigos: a Manuel Vilas, Antón Castro, Miguel Ángel Yus y Alfredo Saldaña. Este primer núcleo de cinco personas se diluyó casi completamente al poco tiempo y por diversas razones. Nos quedamos finalmente Alfredo Saldaña y yo. Y te revelaré (sólo a medias) un secreto que nadie conocía hasta hoy: en las pruebas preparatorias de lo que iba a ser el formato de las publicaciones, varios poetas preparamos unos cuantos textos; entre esos poetas, había uno que escribió auténticas locuras todas meta- y lo hizo bajo el pseudónimo de Odiseus Himnó. Porque él así lo quiere, no descubriré su verdadero nombre (haced vuestras cábalas). Lo acompañaban Ángel Guinda, Mercedes Rincón, Alfredo Saldaña, Manuel Vilas, Miguel Ángel Yus y yo mismo, y lo ilustraban algunos "locos" de Manuel García Maya y un dibujo de Iris Lázaro (el original lo tengo yo en casa). Con el título genérico de "Rerum concordia discors", se tiraron tan sólo 20 ejemplares. Milagrosamente, conservo uno. Se trata de una anécdota interesante para la intrahistoria de la edición y de la poesía en Aragón. Bueno, el caso es que -como decía- quedamos en pie Alfredo y yo, y seguimos adelante con lo que sería la colección "Cancana" de poesía cuyo primer número fue un título del excelentísimo y discreto, además de poco pródigo, Benito Muñoz Montes: "Con la misma piedra". Muñoz Montes es un poeta que va a lo suyo; le importa un carajo todo lo demás, por eso es sincero y renovador en su tenacidad temática. Luego vinieron otros autores: Montale, Guinda, Petisme, Andú, Esquillor... En la colección "Cancana" aparecieron sólo trece títulos, pero a Alfredo y a mí nos cabe la satisfacción de que, entre ellos, se cuenten los inéditos Josef Kostohryz, Antonio Sagredo y Sylvia Plath.
El primero, checo, miembro del grupo literario de Holan, Halas y Seifert; el segundo, italiano, un poeta hermético de la escuela de Ungaretti, y el de la Plath era un texto traducido por primera vez al español. Pero también nos resulta grato que, ahora, con un poco más de perspectiva, fuera Lola Editorial y su colección "Cancana" de poesía las que diera a luz los primeros versos de Javier Sanz Becerril, de Sergio Algora y, dentrode aquella antología ya hace años agotada y prologada por Pérez Lasheras, a Ángel Gracia, a Carlos González (Carlos Bozalongo hoy) y Miguel Ángel Longás. Estos "Cinco jovencísimos poetas aragoneses" se completaban con Juan Manuel Hernández y Javier Járboles. En otras colecciones ("Cantárida" de ensayo o "Albur" de relatos) aparecieron títulos del gran Túa Blesa, de Luis Alberto de Cuenca, una historia sobre el 20º aniversario del "Bonanza", etc.
3. Para el que no lo sepa, cómo es el proceso de edición de los libros, distribución única en Antígona, tirada limitadísima...
El diseño de la colección "Libros de Berna" de poesía breve respondió desde el principio a un criterio restrictivo porque partía de la premisa de que lectores de poesía, lo que se dice buenos lectores de poesía, tal vez no hubiera más de cien. Desde esta tal vez exacerbada convicción, decidí que la tirada sería precisamente de esos cien volúmenes (para ser más exactos y por razones técnicas, ciento uno) y que este principio debería, además, figurar en los créditos. Y así lo hace: en los créditos se lee: "Tirada de 101 ejemplares (para nuestros amigos)". Otra característica que define a esta colección es que sus títulos no se reeditan. Lola Editorial inició esta colección en 1999, haciéndola coincidir con el 14º aniversario de mi hija Berna y con su espíritu y práctica "underground". El autor recibe el 25 % de la tirada, 30 volúmenes aproximadamente se ponen a la venta en la librería Antígona -y sólo en Antígona- y el resto se remite gratuitamente a una nómina mía privada compuesta de buenísimos lectores. Esta colección no tiene periodicidad ni objetivos porque depende exclusivamente de mi disponibilidad económica: si tengo dinero y ganas (sobre todo, lo primero), sale un título; si no, no. El criterio editorial se funda en mi propio gusto. Entre el 2000 y el 2008, este gusto lo compartí con Mariano Castro.
Lo que yo no podía imaginar es que el asunto de la tirada reducida se me fuera, en cierto modo, de las manos; y me explico: los primeros libros (los núms. 1 y 2) se pusieron a la venta a 60 pesetas; con la llegada del euro, el incremento del precio de todo fue brutal, y el papel no se quedó atrás, sobre todo el papel vegetal con el que estos volúmenes se forran. El caso es que, a partir de 2001, el precio del libro fue de 2 euros, luego 3, 5... hasta hoy, que cuesta 8 euros. Pues bien, un ejemplar del nº 1 ("El crucero negro" de André Pieyre de Mandiargues, primera traducción que se hizo en España de su obra poética), fue vendido en Bilbao por ¡43 euros! y otro volumen de Luis Alberto de Cuenca ("Diez poemas y cinco prosas") por 35 euros en Madrid. Cómo llegaron esos libros a esas librerías lo ignoro, y por qué se vendieron a esos precios, también, y quién pueda saber cuál es el perfil de la colección, lo desconozco. El caso es que, hoy por hoy, se ha convertido en lo que quizá nunca quise que se convirtiera: una colección para bibliófilos. Sí, se me ha ido un poco de las manos.
4. En los últimos tiempos has estado bastante activo, tienes algún libro o autor más en perspectiva...
Ocurre que, desde 2008, en que apareció "Sólo para la noche" de Ana Muñoz, los "Libros de Berna" no habían respirado. Tenía un proyecto en el bolsillo, pero sólo eso, un proyecto, porque el bolsillo estaba vacío. Se trataba de un libro de Miguel Serrano, a quien nunca podré agradecer bastante que soportara tanta dilación. Por fin, pillé algo de dinero y fue destinado a ese potente centauro literario que es el "Insultus morbi primus" de Miguel. Estábamos ya en 2011; habían pasado tres años, pero en seguida, y de forma azarosa, se presentó la oportunidad de reunir los textos de Inés y de Reyes que acaban de aparecer. Y tengo otro proyecto en el horizonte, aunque deberá esperar porque ya he agotado la pasta. Se trata de los poemas del autor canario Pedro Betancur, que ya había compartido autoría en los "Poemas de la ausencia"con José Martín Rufete y Jordi Fernández Tordera en esta misma colección.
5. Preséntanos un poco el libro que aparece este jueves y a sus dos autoras...
Yo había escuchado en el mes de marzo, en el "Divino Amore", en un ciclo de lecturas que organizaba la AAE, unos versos de una poeta argentina (Inés Ramón Campodónico) a la que no conocía de nada. Aquellos poemas se deslizaron en mis pabellones como auténticas perlas deshaciéndose en sedosos jirones. Se lo dije: "tus poemas me han gustado muchísimo". Además de esto, durante el festival de poesía "Moncayo" que Trinidad y Olifante organizan en Veruela, Reyes Guillén leyó durante el desayuno del sábado en Litago (en el jardín interior del bar del "Chichi") un poema que había escrito a su amiga Pilar con ocasión de un suceso dramático. Era un buenísimo poema y le pedí que posteriormente me enviara más a casa. Lo hizo. También se los pedía a Inés, y también lo hizo. Ni Inés ni Reyes se habían prodigado en airear sus poemas, y, la verdad, no sé por qué. Muy seguramente por pudor. Ahora sí sé que son dos magníficas poetas.
Yo diría que llama primero la atención su profundo lirismo, su hondura emocional; en las dos se trata de un rasgo muy significado. Las distingue además el hecho de huir conscientemente de la descripción realista y de la anécdota banal; sin embargo, esa interiorización del mundo poético no las enajena, sino todo lo contrario: ambas huyen del "ego sum". Inés Ramón está quizá más próxima a un lenguaje simbolista de riquísimo contenido, lo cual le hace tomar perspectiva, una justa perspectiva, diría yo: ni lejos, para no abandonar su voz, pero tampoco cerca, para no verse atrapada en su propio bucle; y Reyes Guillén, sin que este rasgo simbolista le sea del todo ajeno, inclina más su pluma hacia la cotidianidad, está más cerca del personaje, está más presente en el espacio, su experiencia es más tangible en el tiempo. Las une también, finalmente, una sobresaliente pulcritud formal que las distingue de tantos, de tantas...
Muchas gracias Manolo
De nada. La gratitud es mía.
Tiempos difíciles y feos, sí; pero que Leandro Fernández de Moratín tal vez habría celebrado. Sin aspirar a ser miembro (o sí; quién sabe, si existiera...) de aquella célebre Academia de los Acalófilos que este Leandro fundara, su idea fue un hermoso sarcasmo estético. Yo creo también -como él- en la nobleza de lo nimio y en la bondad de lo horrible; en el corazón de Quasimodo, en la piedad de Grendel. En estos años, en que la estrategia es meternos el miedo en el cuerpo con horripilantes noticias, es más que nunca necesario un chispazo capaz no sólo de prender la antorcha de la beligerancia, sino de hacerlo estéticamente. Cada uno en lo suyo y, juntos, todos en uno. Creo yo que la más eficaz revolución ha de ser estética en su más amplio sentido; estética, digo, no diletante. Mi contribución es muy modesta, pero quiere ser lo más honrada posible.
2. Cuéntanos Manuel, un poco la historia de la editorial, porque has publicado libros magníficos, algunos que ya no se pueden encontrar...y siempre con mimo y mucho gusto
Lola Editorial es un proyecto del que propuse participar en 1988 a varios amigos: a Manuel Vilas, Antón Castro, Miguel Ángel Yus y Alfredo Saldaña. Este primer núcleo de cinco personas se diluyó casi completamente al poco tiempo y por diversas razones. Nos quedamos finalmente Alfredo Saldaña y yo. Y te revelaré (sólo a medias) un secreto que nadie conocía hasta hoy: en las pruebas preparatorias de lo que iba a ser el formato de las publicaciones, varios poetas preparamos unos cuantos textos; entre esos poetas, había uno que escribió auténticas locuras todas meta- y lo hizo bajo el pseudónimo de Odiseus Himnó. Porque él así lo quiere, no descubriré su verdadero nombre (haced vuestras cábalas). Lo acompañaban Ángel Guinda, Mercedes Rincón, Alfredo Saldaña, Manuel Vilas, Miguel Ángel Yus y yo mismo, y lo ilustraban algunos "locos" de Manuel García Maya y un dibujo de Iris Lázaro (el original lo tengo yo en casa). Con el título genérico de "Rerum concordia discors", se tiraron tan sólo 20 ejemplares. Milagrosamente, conservo uno. Se trata de una anécdota interesante para la intrahistoria de la edición y de la poesía en Aragón. Bueno, el caso es que -como decía- quedamos en pie Alfredo y yo, y seguimos adelante con lo que sería la colección "Cancana" de poesía cuyo primer número fue un título del excelentísimo y discreto, además de poco pródigo, Benito Muñoz Montes: "Con la misma piedra". Muñoz Montes es un poeta que va a lo suyo; le importa un carajo todo lo demás, por eso es sincero y renovador en su tenacidad temática. Luego vinieron otros autores: Montale, Guinda, Petisme, Andú, Esquillor... En la colección "Cancana" aparecieron sólo trece títulos, pero a Alfredo y a mí nos cabe la satisfacción de que, entre ellos, se cuenten los inéditos Josef Kostohryz, Antonio Sagredo y Sylvia Plath.
El primero, checo, miembro del grupo literario de Holan, Halas y Seifert; el segundo, italiano, un poeta hermético de la escuela de Ungaretti, y el de la Plath era un texto traducido por primera vez al español. Pero también nos resulta grato que, ahora, con un poco más de perspectiva, fuera Lola Editorial y su colección "Cancana" de poesía las que diera a luz los primeros versos de Javier Sanz Becerril, de Sergio Algora y, dentrode aquella antología ya hace años agotada y prologada por Pérez Lasheras, a Ángel Gracia, a Carlos González (Carlos Bozalongo hoy) y Miguel Ángel Longás. Estos "Cinco jovencísimos poetas aragoneses" se completaban con Juan Manuel Hernández y Javier Járboles. En otras colecciones ("Cantárida" de ensayo o "Albur" de relatos) aparecieron títulos del gran Túa Blesa, de Luis Alberto de Cuenca, una historia sobre el 20º aniversario del "Bonanza", etc.
3. Para el que no lo sepa, cómo es el proceso de edición de los libros, distribución única en Antígona, tirada limitadísima...
El diseño de la colección "Libros de Berna" de poesía breve respondió desde el principio a un criterio restrictivo porque partía de la premisa de que lectores de poesía, lo que se dice buenos lectores de poesía, tal vez no hubiera más de cien. Desde esta tal vez exacerbada convicción, decidí que la tirada sería precisamente de esos cien volúmenes (para ser más exactos y por razones técnicas, ciento uno) y que este principio debería, además, figurar en los créditos. Y así lo hace: en los créditos se lee: "Tirada de 101 ejemplares (para nuestros amigos)". Otra característica que define a esta colección es que sus títulos no se reeditan. Lola Editorial inició esta colección en 1999, haciéndola coincidir con el 14º aniversario de mi hija Berna y con su espíritu y práctica "underground". El autor recibe el 25 % de la tirada, 30 volúmenes aproximadamente se ponen a la venta en la librería Antígona -y sólo en Antígona- y el resto se remite gratuitamente a una nómina mía privada compuesta de buenísimos lectores. Esta colección no tiene periodicidad ni objetivos porque depende exclusivamente de mi disponibilidad económica: si tengo dinero y ganas (sobre todo, lo primero), sale un título; si no, no. El criterio editorial se funda en mi propio gusto. Entre el 2000 y el 2008, este gusto lo compartí con Mariano Castro.
Lo que yo no podía imaginar es que el asunto de la tirada reducida se me fuera, en cierto modo, de las manos; y me explico: los primeros libros (los núms. 1 y 2) se pusieron a la venta a 60 pesetas; con la llegada del euro, el incremento del precio de todo fue brutal, y el papel no se quedó atrás, sobre todo el papel vegetal con el que estos volúmenes se forran. El caso es que, a partir de 2001, el precio del libro fue de 2 euros, luego 3, 5... hasta hoy, que cuesta 8 euros. Pues bien, un ejemplar del nº 1 ("El crucero negro" de André Pieyre de Mandiargues, primera traducción que se hizo en España de su obra poética), fue vendido en Bilbao por ¡43 euros! y otro volumen de Luis Alberto de Cuenca ("Diez poemas y cinco prosas") por 35 euros en Madrid. Cómo llegaron esos libros a esas librerías lo ignoro, y por qué se vendieron a esos precios, también, y quién pueda saber cuál es el perfil de la colección, lo desconozco. El caso es que, hoy por hoy, se ha convertido en lo que quizá nunca quise que se convirtiera: una colección para bibliófilos. Sí, se me ha ido un poco de las manos.
4. En los últimos tiempos has estado bastante activo, tienes algún libro o autor más en perspectiva...
Ocurre que, desde 2008, en que apareció "Sólo para la noche" de Ana Muñoz, los "Libros de Berna" no habían respirado. Tenía un proyecto en el bolsillo, pero sólo eso, un proyecto, porque el bolsillo estaba vacío. Se trataba de un libro de Miguel Serrano, a quien nunca podré agradecer bastante que soportara tanta dilación. Por fin, pillé algo de dinero y fue destinado a ese potente centauro literario que es el "Insultus morbi primus" de Miguel. Estábamos ya en 2011; habían pasado tres años, pero en seguida, y de forma azarosa, se presentó la oportunidad de reunir los textos de Inés y de Reyes que acaban de aparecer. Y tengo otro proyecto en el horizonte, aunque deberá esperar porque ya he agotado la pasta. Se trata de los poemas del autor canario Pedro Betancur, que ya había compartido autoría en los "Poemas de la ausencia"con José Martín Rufete y Jordi Fernández Tordera en esta misma colección.
5. Preséntanos un poco el libro que aparece este jueves y a sus dos autoras...
Yo había escuchado en el mes de marzo, en el "Divino Amore", en un ciclo de lecturas que organizaba la AAE, unos versos de una poeta argentina (Inés Ramón Campodónico) a la que no conocía de nada. Aquellos poemas se deslizaron en mis pabellones como auténticas perlas deshaciéndose en sedosos jirones. Se lo dije: "tus poemas me han gustado muchísimo". Además de esto, durante el festival de poesía "Moncayo" que Trinidad y Olifante organizan en Veruela, Reyes Guillén leyó durante el desayuno del sábado en Litago (en el jardín interior del bar del "Chichi") un poema que había escrito a su amiga Pilar con ocasión de un suceso dramático. Era un buenísimo poema y le pedí que posteriormente me enviara más a casa. Lo hizo. También se los pedía a Inés, y también lo hizo. Ni Inés ni Reyes se habían prodigado en airear sus poemas, y, la verdad, no sé por qué. Muy seguramente por pudor. Ahora sí sé que son dos magníficas poetas.
Yo diría que llama primero la atención su profundo lirismo, su hondura emocional; en las dos se trata de un rasgo muy significado. Las distingue además el hecho de huir conscientemente de la descripción realista y de la anécdota banal; sin embargo, esa interiorización del mundo poético no las enajena, sino todo lo contrario: ambas huyen del "ego sum". Inés Ramón está quizá más próxima a un lenguaje simbolista de riquísimo contenido, lo cual le hace tomar perspectiva, una justa perspectiva, diría yo: ni lejos, para no abandonar su voz, pero tampoco cerca, para no verse atrapada en su propio bucle; y Reyes Guillén, sin que este rasgo simbolista le sea del todo ajeno, inclina más su pluma hacia la cotidianidad, está más cerca del personaje, está más presente en el espacio, su experiencia es más tangible en el tiempo. Las une también, finalmente, una sobresaliente pulcritud formal que las distingue de tantos, de tantas...
Muchas gracias Manolo
De nada. La gratitud es mía.
Librería Antígona y Lola Editorial tienen el gusto de invitarte a la presentación del libro de poemas Circular a veces, último volumende la colección “Libros de Berna”.El acto será presentado por el poeta Joaquín Sánchez Vallés y tendrá lugar el jueves 9 de febrero de 2012 a las 20:00 horas en la Librería Antígona (Pedro Cerbuna, 25) contando con la presencia del editor y de las autoras Inés Ramón y Reyes Guillén.
Así se cuenta la historia de los grandes cantos, Manolo, Octavio. Mañana os abrazo en la presentación a veces circular y siempre concentrada de la Colección Cancana.
ResponderEliminarRectifico: os daré un abrazo de besos mañana, no; pasado mañana.
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