miércoles, 20 de abril de 2011

Rompecabezas de moda y perfección moral de Ornamento y Delito (Limbostarr, 2011)




Bienvenidos al mundo tóxico de Ornamento y Delito. Secretos del ander, La Policía tiene un estribillo metódico, susurrante, de jeringuillas de electricidad, de esquinas manchadas de los restos de una ciudad, de todas las ciudades del mundo que se desmoronan a nuestro paso. Como si a Poch se le hubieran caído los dientes en un apartahotel de las afueras de Madrid, como si a Belén Esteban le hubieran sorpendido compartiendo papela con Poli Díaz mientras suena un disco de versiones de Corcobado hecho por el productor de Las Grecas. El enésimo canto a la capital tiene el gusto amargo que impregnaba al psicotrópico Sabino Méndez cuando escribía sobre Pepe Risi. ¿Dónde estabas tú en el 77? yo arreglándole los sintetizadores a Martin Rev. Beñat, azote de modernos atiborrados del garrafón que vomitan en las puertas de una discoteca laberíntica. La reina blanca hace su aparición a mitad del LP, no puedo controlarlo, estoy esperándote en el baño, quiero que veas cómo mi lengua se ha convertido en un reptil. Y al final, el subidón, claro. Como una luna llena, cancerígena, que se ilumina sobre el resto de una montaña, la historia que OyD cuenta en Abraham tiene un tono maligno que ningún hermano carnal apocalípitico podrá superar. Miércoles, jueves e incluso viernes cercano al infierno. Tenebrismo casi paródico el de Canción de la Muerte, con Abraham Boba en el piano (y la impostura de la voz, imitación del yonqui del Cantábrico) para cerrar con El Madrid de los Austrias, carne de programa de redención, casi una canción pop hasta que asoman los tópicos y las balas. Me dirás que suenan a Surfin Bichos o Lagartija Nick y yo te diré que suenan a Ornamento y Delito. Conseguir eso en un primer disco no es nada fácil.

1 comentario:

  1. Qué bueno.
    Hay un murmullo en el centro del desierto es Madrid.

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