Cuando uno se enfrenta a la lectura de un libro que tiene como título “Vampiros y zombis posmodernos”, parece que lo primero que debe de hacer es aprovisionarse de latas de alimentos, armas de fuego, munición y un kit de matavampiros marca Van Helsing (registrada, claro). Todo mientras suenan Echo and the Bunnymen o, en el peor de los casos, alguna banda de rock industrial oscuro. Pero no es así, por lo menos no del todo, puesto que el libro de Jorge Martínez-Lucena es un ensayo que condensa a partes iguales la erudición del método científico con el aspecto más divulgativo de la antropología. Comienza con un poema de Jaime Gil de Biedma y termina con una selección bastante completa de materiales, sobre todo audiovisuales, que permiten abordar con una perspectiva amplia un fenómeno que por su impacto actual no deja de sorprender. Entre medio, el origen de la fascinación humana por la figura del no-muerto y su desarrollo en la sociedad de consumo hasta alcanzar la desproporcionada atención mediática que títulos como Resident Evil, The Walking Dead o Crepúsculo han recibido en el público no especializado. Porque “Vampiros y zombis posmodernos” no es un libro para coleccionistas compulsivos de cintas de serie Z ni para aficionados a la edición de fanzines de grapa y papel; se trata, en realidad, de un completo almanaque comentado de películas y novelas en el que partiendo del deseo de Mary Shelley por vertebrar la autoridad del hombre frente a la muerte, recorre las distintas manifestaciones que en la cultura pop (entendiéndose las dos acepciones de la palabra, tanto la postmoderna como la popular) los caminantes animados han ido desarrollando en los últimos ciento cincuenta años. Releer el Drácula de Bran Stoker en la versión de Coppola como un alegato contra la plaga del Sida o la saga de los muertos vivientes de George A. Romero en clave política, son ejercicios básicos para comprender este mundo saturado de información y falto de formas morales. La sexualidad ambigua, el aura de estrella del rock de la última versión vampírica o la fascinación que el adolescente siente ante las veleidades gore propias de las imágenes más excesivas de una película de cadáveres revividos en busca de carne fresca que llevarse a la boca, encuentran su justificación desde el punto de vista de una sociedad saqueada de impresiones y que solamente alcanza su satisfacción en el espejo de sus mayores miedos. Un libro que, permítanme el guiño, te atrapa al primer mordisco.
Reseña aparecida en el Suplemento Artes&Letras del Heraldo de Aragón del Jueves 28 de Abril de 2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario