jueves, 20 de enero de 2011

Entrevista a Daniel Gascón: la generación encontrada


Daniel Gascón acaba de publicar su tercer libro en la editorial Alfabia: La vida cotidiana. Después de ser nombrado Nuevo Talento FNAC y presentar en Zaragoza, inicia una gira por distintos FNAC´s de la geografía española. Un libro que me ha fascinado y en el que toda una generación puede verse reflejada, sin impostaciones ni desesperanza (sólo la justa, claro)

Preséntate en tres líneas.

Soy Daniel Gascón. Nací en Zaragoza en 1981. Soy el mayor de cinco hermanos. He vivido en el Bajo Aragón y el Maestrazgo, en Inglaterra, Francia y Madrid, y ahora vivo en Zaragoza. Acabo de publicar mi tercer libro, La vida cotidiana.

Define tu libro en una frase.

Es un libro que habla de hacerse mayor, del amor, la infidelidad y el aprendizaje, y que oscila entre el humor y la tristeza.

El relato corto o el cuento tiene, aunque sea generalizar mucho, dos escuelas (si no estás de acuerdo me añades alguna tendencia más): los de “planteamientonudoydesenlace” con final sorprendente y los que son más evocadores, dando un final no cerrado o para que el lector cierre. En este libro aparecen tanto de los unos como de los otros ¿deliberado? ¿te sientes más cómodo con una de las dos vías?

Me apetecía que en el libro hubiera cuentos distintos formalmente, y también que se repitieran elementos entre diferentes relatos. En general, creo que me siento más cómodo con los cuentos más evocadores. Y mi tipo de final favorito es el que termina con una imagen que revela algo del personaje, el que –por usar una frase de Vila-Matas- cierra con una fotografía que contiene una vida entera. Pero creo que la gracia de esos finales también está en no abusar de ellos. Y me apetecía divertirme con algún final sorpresa (además, como el libro habla de la vida cotidiana, trata también de los malentendidos, que producen finales sorpresa). La idea, de todos modos, era que la sorpresa final no fuera la única justificación del relato: que el final no sea un truco y se pueda releer el cuento aunque se conozca aunque se sepa cómo termina.

Me sorprendió durante la presentación en Zaragoza cuando comentaste que en un momento “empezaste a escribir relatos que se ajustaran al tono del libro”. Me dio la sensación de que, de alguna manera, buscabas una especie de unidad interna en el libro, una especie de novelización fragmentaria (aunque ahora la fragmentación en la novela se aplique a otros manuscritos)¿es posible?

Como lector, me gusta que los libros de relatos tengan una unidad, que se puede conseguir de muchas formas. En este caso, buscaba cuentos que tuvieran un tono realista, con humor y melancolía, centrados en un personaje, una edad determinada y unas experiencias: el amor, los primeros trabajos, la amistad, la escritura. He escrito otros cuentos que se iban un poco y no los he incluido. Y luego, creo que otro elemento importante para esa unidad es el narrador en primera persona. Así que hay otros cuentos que pasé de la tercera a la primera persona.

Además de la novela fragmentada y la sitcom, cuando estructuro los libros pienso mucho en los discos que me gustan, en cómo alternan temas más potentes con otros más intimistas y crean una especie de arco dramático.

Hubo muchas referencias al guión de “Todas las canciones hablan de mí” en la presentación, incluso en la solapa del libro lo usan de “promoción”. Pero al leerlo veo más una continuidad con tu obra narrativa que hermanamiento con la película. Es decir, una unidad aparte, nada de relatos que hubiera podido ser parte del guión o elementos paralelos... ¿Cómo ves esa simultaneidad entre cine y literatura, justo ahora?

Me gustan los dos medios y espero seguir trabajando en los dos. Creo que hay algunos puntos de contacto con la película y algunos cuentos, como “Abdominales”, formaban parte de los relatos, novelas o películas en los que pensábamos cuando empezamos a escribir el guión. Pero es verdad, el libro se parece más a mis otros libros. Es lógico, porque el guión lo escribí con Jonás Trueba y entre los dos escribimos cosas que no escribiríamos en solitario: de hecho, por eso escribimos juntos. Y luego él dirigió la película, y las películas siempre son del director.

Me gusta la frase: “mientras no se diga explícitamente lo contrario, estoy escribiendo una novela”. ¿es necesaria una novela para consagrarse? ¿Tienes miedo de alargar algún relato por la “ansiedad” de ser novelista?

Parece la prueba de fuego de muchos escritores. Aunque también hay otros escritores que solo escriben cuentos. Me gustaría escribir una novela, porque también quiero probar ese género. Tengo ese miedo a estirar un relato como si fuera un chicle, claro, pero de momento me ha pasado al revés: textos que había pensado como novelas se quedaban en cuentos largos. Es lo que me ocurrió con “La generación perdida”, el primer cuento de El fumador pasivo.

En tu blog eres, en mi opinión, un escritor político. En este libro hay un relato muy incisivo sobre la penúltima generación politizada en España, tienes el colmillo bastante afilado, la verdad... ¿crees en el compromiso intelectual de crítica al poder?

Me interesa la política y me gusta participar en la discusión, para defender las cosas que creo que hay que defender: la libertad, la democracia, la razón. En el libro he intentado que también estuviera eso, pero en el blog es el tema principal. Aunque me equivoque muchas veces, creo que es bueno decir lo que uno piensa e intentar analizar las cosas.

Sé que es una pregunta tópica, pero...¿escuchas música mientras escribes? En una época de referencias pop constantes en la literatura tus cuentos no se salpican de esas incursiones rockeras, son muy asépticos en ese sentido...

Sí, escucho música mientras escribo. Bastante variada: desde cosas de jazz a americana o pop. Pero es verdad que hay pocas referencias musicales en mis cuentos. Me encanta la música y muy pocas cosas me hacen tan feliz como algunas canciones, pero no tengo la erudición pop que tienen muchos de mis amigos y esas referencias no me surgen con la misma naturalidad que a ellos. Por otro lado, también me gustan mucho el cine y la literatura y generalmente no hay muchas referencias cinematográficas o literarias.

La última canción que has tarareado

“Yo soy como Portugal”.

La última frase que te ha gustado

“La gran mayoría de las gente está mucho mejor alimentada, alojada, entretenida y protegida contra las enfermedades y tiene más posibilidades de llegar a una edad avanzada que sus antepasados”. De Matt Ridley, El optimista racional. Y leí el próximo libro de Ismael Grasa, La flecha en el aire, y lo subrayé casi entero.

¿El libro digital matará a la estrella de la Underwood? ¿te preocupa?

No lo sé: a veces pienso que habrá una convivencia, otras me parece que el libro digital tarda más de lo que parecía que iba a tardar hace unos meses. Me preocupa, porque la industria editorial tendrá que adaptarse y muchos amigos y yo trabajamos en esa industria, pero creo que la literatura seguirá existiendo y eso es lo más importante.

La última copa que te has bebido

Un gin-tonic en el Penguin, cerca de casa.

La última persona que te queda por besar

Mi novia tiene que estar a punto de llegar del trabajo, voy a saludarla con un beso.

La última noticia que te ha hecho pensar: “Alguien debería escribir sobre esto”

Se ha escrito mucho de las dos, pero me han impresionado lo de las lenguas cooficiales en el Senado y la revolución en Túnez. Y también que Belloch se gastara 3.700 euros del ayuntamiento de Zaragoza en invitar al equipo de fútbol de una localidad que lo había hecho hijo adoptivo.

El último libro que has leído y el próximo que tienes ganas de leer.

El optimista racional, de Matt Ridley. Tierra desacostumbrada, de Jhumpa Lahiri.

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