domingo, 7 de noviembre de 2010

Efervescencia independiente


No se asusten queridos lectores, esta columna no tratará sobre las veleidades soberanistas ni nos envolveremos en banderolas marcando claramente las delimitaciones geográficas…Se trata, más bien, de celebrar el buen momento que vive la literatura aragonesa, tanto por sus autores como, sobre todo, por sus proyectos editoriales. Si la semana pasada, en el marco del festival oscense de Periferias, se presentó la primera referencia de Homokin, “Tratado sobre la oscuridad”, un libro-objeto, asimétrico y multifuncional, donde el pop y la ilustración se dan la mano, hace pocos días, Anorak, construida a base de tesón y pasión por los libros, inauguraba su catálogo con sendas entregas de poesía visual y filosofía periodística. Esta misma tarde, en el Teatro Principal, David Giménez, el prohombre de Remolinos, con su Imperdible siempre a cuestas, continúa la invasión cartonera con “La noche del armadillo” (atentos también a su exquisita colección de textos teatrales, un género complejo, pero cuidado con mimo en su línea Teatrola). Y los perennes, Eclipsados, no lo olvidemos, abrieron la veda, inundando los estantes con propuestas abiertas, mezclando las plumas primerizas de la postmodernidad con los autores consagrados que siempre merecen nuestro respeto o el magnífico continente y contenido que siempre asegura cualquier libro con el sello Tropo. Ellos dieron el salto cualitativo para una vía que Xordica –no dejen escapar la oportunidad de leer “Diez pequeños indios” de Sherman Alexie, traducido por Daniel Gascón, una auténtica joya- u Olifante llevan años transitando. Apuestas arriesgadas en este mundo de tinta digital y bombardeo cultural, ajenas a corrientes y gustos, desde el fervor por la palabra impresa. Ahora sólo falta que el público soberano compre y disfrute. Mientras tanto, enhorabuena.
Columna publicada en el Heraldo de Aragón de 4 de Noviembre de 2010

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