Compruebo con asombro el mercadeo al que se han sometido los presupuestos generales del Estado. Un intercambio arbitrario de concesiones y prebendas propio de dos bandos desesperados por alcanzar el final del partido con el máximo de puntos en su casillero. Que al PNV no le importe lo más mínimo lo que pueda suceder en el resto de España, siempre y cuando los estómagos se queden agradecidos, es habitual. Pero que el Gobierno, pasándose por el forro de todas las prendas de su fondo de armario, sea capaz de todo por salvar unas cuentas mortecinas, falsas y que, como mucho, tienen resuello hasta Navidades, es una demencial maniobra política propia del sucedáneo encastillado de un animal arrinconado. El habitual desdén hacia el resto de las regiones, complacientes y calladas -no dejaré que se me llene la boca con la palabra solidarias, no se preocupen-, la aceptación del chantaje y la sonrisa del presidente, atrapado en el laberinto, sin hilo de oro y con el soplido taurino -con perdón- bien pegado a la nuca, hace que algunos ciudadanos aragoneses, de natural reacios a las veleidades soberanistas, lleguemos al punto de considerar, como única manera de presión frente a Madrid, el voto aragonesista. Frente a esta distorsionada versión de la parábola de los talentos mezclada con la habitual condescendencia hacia los chantajistas y gritones, uno se desespera y comienza a considerar la necesidad de exigir que el tramo navegable del Ebro sea reclamado como parte de las aguas territoriales aragonesas. A despropósitos que no nos ganen. No es por ser agorero, pero estamos a punto de romper una baraja que, aunque tenga los naipes manoseados y ajados, es la única que tenemos, por ahora, para jugar. Y al final todo el mundo hablando de Abraham Olano y nadie se acuerda del heroico Escartín.
Columna aparecida en el Heraldo de Aragón (21 de Octubre de 2010)
Columna aparecida en el Heraldo de Aragón (21 de Octubre de 2010)
A mi me parece que lo realmente postmoderno de este artículo hubiera sido cambiar las siglas PNV por las de Coalición Canaria. Aunque, ahora que desde estas líneas se reclama el voto para conseguir un loby (¿o era lobi?) aragonesista en Madrid, lo realmente emocionante será ver como en la próxima legislatura nuestros representantes maños pactan con Carme Chacón y entonces, desde estas mismas líneas, les llamas estómagos agradecidos. Sobre la aritmética parlamentaria y la ley electoral ya hablaremos otro día.
ResponderEliminarSalu2 Córneos.
Pd. Sería un puntazo que Biel fuera Alcalde de Zaragoza, Presidente de la Diputación y Diputado en Madrid :-)