miércoles, 23 de diciembre de 2009

Reseña de Pulso de El Cuarto Verde


La buena salud del rock riojano vuelve a hacerse evidente con esta nueva entrega de El Cuarto Verde. Pulso es un ejercicio de electricidad subrayado por las inspiradas letras del poeta Odón Serón, que desgrana sus obsesiones en un catálogo de canciones inspirado por la lírica de Josele y la violencia formal de los amplificadores. Abren con una declaración de intenciones, La Casquería, zarpazos al corazón de la inmundicia, seguimos con Zurdos vs Diestros, fina ironía política, subrayada por una efectiva sección rítmica. La caja de los zapatos tiene un punto macarra imprescindible en una buena banda de rock y la pincelada auténticamente exótica del didgerido de Lucas Rodríguez y Los Muertos no tienen vitalidad absorbe sin miedo el indie español de calidad (pongan aquí los Lori Meyers más lúcidos). Electricidad que alterna suena un poco repetitiva, a pesar de la voz invitada de Iker Piedrafita, sube el nivel con Playmobil, como una fábula postmoderna y generacional, El Peso de la necesidad nos trae la parte más lúdica de El Cuarto Verde, heredera de los pesos pesados de los noventa, zona norte, la fiesta donde gritábamos nuestros deseos, elegante el fraseado, de esos que te hacen saltar, y de pronto aparece Kb, el vocalista de Enblanco y te arranca la máquina a base de corazones que ya no funcionan tan bien como antes. Estadística sugiere los pequeños interrogantes de la poética científica mientras la guitarra solista de Michel de Diago hace el resto. Radiografía tiene una de las mejores frases del disco: “medicar el azar sin parar, otra alternativa” y uno recuerda las noches en Logroño con Pinochos en cada esquina (quizá la única colaboración que se extraña en este disco redondo, por otro lado). El LP se cierra con el saxo salvaje de Rober Muñoz reventando las nubes y provocando la tormenta, Lluvia mata pesadillas es un cenit, un medio tiempo animal con la voz de Aiora Rentería, jinetes, de nuevo jinetes en la tormenta.

La voz en primera línea, aullando con gusto, con colaboraciones de lujo, agresivo, confesional, muy bien ejecutado. Un disco abierto para los supervivientes.