Con el final de la tercera edición de Proyectaragon, uno de las muestras más exhaustivas y coherentes del panorama audiovisual aragonés, hablamos con su directora, Vicky Calavia, para que nos ofrezca una valoración de lo acontecido:
Muy positivamente en todos los aspectos, después de tres ediciones la maquinaria de la organización funciona muy bien, con un gran entendimiento —y no lo digo para quedar bien, el equipo con el que cuento es estupendo, el mejor—, el público sigue acudiendo masivamente, como desde el primer día de la primera edición, y eso supone una satisfacción enorme, porque los objetivos de este proyecto son difundir, divulgar y dar a conocer el audiovisual hecho por los autores de la tierra y esto se cumple con creces. Creativamente la relación con los autores, festivales y colaboradores es muy fructífera, ya que PROYECTARAGON se ha consolidado como un escaparate para todos ellos. Un escaparate que no supone competición —no hay premios—, sino participación y diálogo colectivo, un espacio para encontrarse, reencontrarse, charlar sobre cine, conocer los proyectos de los compañeros, revisar lo más destacado del año audiovisual aragonés y, de paso, rescatar algunas de esas otras obras que no encuentran espacio por lo especial de su género: vídeo danza, vídeo experimental, vídeo poesía, o por sus contenidos no narrativos al margen de lo convencional.
Le pedimos a Vicky Calavia, como experta y conocedora del panorama, un diagnóstico para la escena audiovisual en la región:
El diagnóstico es que el niño se está haciendo mayor y aprende bien y rápido. La producción aragonesa anual es ingente, con entre ochenta y cien nuevas horas, que es mucho para un sector, el de la imagen, que es muy poco atendido institucionalmente. Se podrían mejorar de manera clara las partidas y subvenciones destinadas es este ámbito, se podría mejorar la autoestima de los realizadores tratándoles, a ellos y sus creaciones, con más respeto, se podría también mejorar la proyección a nivel nacional de todos los trabajos. Finalmente buscar una mejora en la formación audiovisual y los espacios donde se pueden ver las últimas tendencias, cosa que sí se encuentra en otras capitales como Barcelona, Madrid o Bilbao. Lo mejor, muchas cosas, señalaría especialmente la abrumadora producción audiovisual, documentales que van desde el reportaje de calle hasta el documento social y crítico, pasando por creaciones a medio camino entre el documental y la vídeo danza, documental y ficción, documental-testimonio... muchos de ellos de una gran calidad técnica y que aportan contenidos realmente interesantes. También me gustaría destacar que en el campo de la animación y la experimentación existe un sector de autores, menor pero muy especializado, que realizan obras realmente originales y fuera de los parámetros narrativos oficiales. Son pequeños tesoros que tienen su espacio en la programación de cada año por derecho propio.
Muy positivamente en todos los aspectos, después de tres ediciones la maquinaria de la organización funciona muy bien, con un gran entendimiento —y no lo digo para quedar bien, el equipo con el que cuento es estupendo, el mejor—, el público sigue acudiendo masivamente, como desde el primer día de la primera edición, y eso supone una satisfacción enorme, porque los objetivos de este proyecto son difundir, divulgar y dar a conocer el audiovisual hecho por los autores de la tierra y esto se cumple con creces. Creativamente la relación con los autores, festivales y colaboradores es muy fructífera, ya que PROYECTARAGON se ha consolidado como un escaparate para todos ellos. Un escaparate que no supone competición —no hay premios—, sino participación y diálogo colectivo, un espacio para encontrarse, reencontrarse, charlar sobre cine, conocer los proyectos de los compañeros, revisar lo más destacado del año audiovisual aragonés y, de paso, rescatar algunas de esas otras obras que no encuentran espacio por lo especial de su género: vídeo danza, vídeo experimental, vídeo poesía, o por sus contenidos no narrativos al margen de lo convencional.
Le pedimos a Vicky Calavia, como experta y conocedora del panorama, un diagnóstico para la escena audiovisual en la región:
El diagnóstico es que el niño se está haciendo mayor y aprende bien y rápido. La producción aragonesa anual es ingente, con entre ochenta y cien nuevas horas, que es mucho para un sector, el de la imagen, que es muy poco atendido institucionalmente. Se podrían mejorar de manera clara las partidas y subvenciones destinadas es este ámbito, se podría mejorar la autoestima de los realizadores tratándoles, a ellos y sus creaciones, con más respeto, se podría también mejorar la proyección a nivel nacional de todos los trabajos. Finalmente buscar una mejora en la formación audiovisual y los espacios donde se pueden ver las últimas tendencias, cosa que sí se encuentra en otras capitales como Barcelona, Madrid o Bilbao. Lo mejor, muchas cosas, señalaría especialmente la abrumadora producción audiovisual, documentales que van desde el reportaje de calle hasta el documento social y crítico, pasando por creaciones a medio camino entre el documental y la vídeo danza, documental y ficción, documental-testimonio... muchos de ellos de una gran calidad técnica y que aportan contenidos realmente interesantes. También me gustaría destacar que en el campo de la animación y la experimentación existe un sector de autores, menor pero muy especializado, que realizan obras realmente originales y fuera de los parámetros narrativos oficiales. Son pequeños tesoros que tienen su espacio en la programación de cada año por derecho propio.
Le pedimos un momento, un instante de la última edición:
Destacar algo siempre es muy difícil e ingrato, porque todas las sesiones son para mí especiales, desde la idea hasta su proyección final con el público y las posteriores respuestas tras cada sesión. Pero si tengo que seleccionar algo, quizá la sesión en Zaragoza dedicada a las mujeres, con las obras Ejeanas de Abril, A las puertas de París y Tránsitos feministas, que fue de las más intensas, emocionantes y satisfactorias, de las que más público registraron y que generaron además un importante debate posterior. Otra sesión que fue un éxito total fue la dedicada a las Señas de Identidad, con los documentales Agua, ríos y pueblos y Labordeta, con la voz a cuestas. El río Ebro y la voz de Labordeta son emblemas que une, signos de identificación absoluta, sin fisuras, más allá de ideología o posturas políticas.
Antes de despedirnos, algún plan de futuro:
Bailar en la fiesta de clausura, celebrando el final de año como se merece. Descansar y dormir...retomar mis clases de inglés y de baile. Claro, empezar a ver los deuvedés que tengo aquí acumulados y así ir pensando en la IV edición 2010... lo que venga, si es bueno, bienvenido sea.
Destacar algo siempre es muy difícil e ingrato, porque todas las sesiones son para mí especiales, desde la idea hasta su proyección final con el público y las posteriores respuestas tras cada sesión. Pero si tengo que seleccionar algo, quizá la sesión en Zaragoza dedicada a las mujeres, con las obras Ejeanas de Abril, A las puertas de París y Tránsitos feministas, que fue de las más intensas, emocionantes y satisfactorias, de las que más público registraron y que generaron además un importante debate posterior. Otra sesión que fue un éxito total fue la dedicada a las Señas de Identidad, con los documentales Agua, ríos y pueblos y Labordeta, con la voz a cuestas. El río Ebro y la voz de Labordeta son emblemas que une, signos de identificación absoluta, sin fisuras, más allá de ideología o posturas políticas.
Antes de despedirnos, algún plan de futuro:
Bailar en la fiesta de clausura, celebrando el final de año como se merece. Descansar y dormir...retomar mis clases de inglés y de baile. Claro, empezar a ver los deuvedés que tengo aquí acumulados y así ir pensando en la IV edición 2010... lo que venga, si es bueno, bienvenido sea.
Esta entrevista aparecerá en papel en el próximo número de la revista EnPortada
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