Cuarenta años arrastrando la misma farsa dentro de la cultura pop: el manoseado festival del amor, el verano de las flores, Woodstock y toda su parafernalia de ácido y psicodelia. Existen tres grandes mentiras en el rockandroll: Elvis Presley, Woodstock y los Sex Pistols. El Rey del Rock, masacrado por la fama y los excesos, no era más que un muchacho del sur de los Estados Unidos que supo estar en el lugar y el momento adecuado para fagocitar todas las músicas negras y convertirlas en un producto azucarado para las grandes masas ansiosas de consumir algo de rebeldía en forma de twist. Una obra magnífica, saqueada hasta la extenuación, la de un artista embarrado por una condición casi divina, conservador, excesivo, armado hasta los dientes, hortera. Un elemento reaccionario más dentro del sistema. El verano del amor, como el Mayo del 68, es la gran excusa. Condicionada por unas circunstancias políticas y sociales excepcionales, el concierto de Woodstock —no olvidemos que ni Dylan ni los Doors, por poner ejemplos, estuvieron presentes— carece de entidad para ser representativo de una música que, como siempre, va más deprisa que los medio de comunicación y el público. Ni comparación en cuanto a la lista de artista con la Isla de Wight o el Festival de Monterrey, ajeno a lo que se cocina en Nueva York por aquellas fechas — un par de años antes The Velvet Underground había publicado su Banana Álbum, tres años después David Bowie vampirizaba los elementos más importantes de postmodernidad y futurismo para crear a Ziggy Stardust— y con los elementos más tristemente trasnochados del estertores del movimiento beat — ¿hay alguien que de verdad se crea a Allen Ginsberg? —, Woodstock es un tótem, una entelequia para el agrado de la progresía que evolucionará desde el hippismo al poder en un plazo corto, cortísimo — que le pregunten a Danny El Rojo, el eurodiputado de las piedras—, una excusa barata que será repetida, manoseada y usada como justificación de cualquier elemento de pensamiento —que no de acción, una cosa es lo que creemos, otra lo que hacemos— de la izquierda moderada —o derecha encubierta, elijan ustedes mismos— durante cuarenta años. Lo peor de todo es que, como con el Che Guevara, JFK y otros mitos incorruptibles, nos queda Woodstock para rato.
Lo de los Sex Pistols...bueno, es todavía más vergonzoso, pero por lo menos, la verdad por delante. Eso siempre hace más llevadero el timo.
Todo iba tan bien y tan internacional que, ay, no tendré en cuenta el termino localista con el defines a la izquierda ;-)Tengo la impresión que Woodstock es un mito menor para la élites que alcazaron el poder en este país, tengo la impresión de que sus mitos musicales eran otros, o al menos eso se deja ver cuando les hacen entrevistas retrospectivas: Nadie cita Woodstock, todo es canción francesa -la ilusión de mayo del 68- y canta autores, pero claro, me puede fallar la memoria.
ResponderEliminarEl Elvis hortera es entrañable. A mi me parece que nunca quiso ser el Rey del Rock, él quería ser Frank Sinatra.
Y una pregunta que me persigue desde que me compré el último recopilatorio para mi estantería ¿No te aburre Bowie?
Salu2 Córneos.
Anda, no te cortes, cuenta lo de los Sex Pistols, que me has dejao intrigao :P
ResponderEliminarJavi, no, Bowie no me aburre... porque tiene tantas épocas...cuando quiero visitar a Ziggy, cuando pienso qué sería estar en los Hansa Studios y la zoostation de Berlín, o el modo elegante de los discos de los ochenta (young americans y absolute beginners...)...y luego llega Earthling y Hours y el despiporre del detective Eno y las cartas de la cábala...
ResponderEliminarlo importante es usar distintos disfraces para que te acaben quedando bien todos...
David...ahora escribo algo...échale uno ojo a la entrada de El gran perdedor
Joder, mucho tiene que aburrirse la peña para ponerse a pensar en la autenticidad de un festival celebrado en el culo del mundo hace más de 40 años.¿Que no fueron the doors ni Dylan? Del segundo no puedo decirte nada pero con respecto a the doors hacía ya tiempo que se habian prostituido y suicidado profesionalmente.Yo tampoco hubiese llevado a un tio que salía a cantar tambaleándose, que no terminaba practicamente ninguna actuación y que se ponía a insultar al público, la vedad. Y te lo dice una persona que lleva toda su vida idolatrando a los doors como la que más. Y, bueno, para terminar. ¿Estuviste? Creo que solo así podrías realizar una crítica auténtica y lo cierto es que la mayoría de la gente que fue guarda un recuerdo muy positivo. Respecto a lo de los sex pistols, totalmente deacuerdo. Para mi es vergonzoso que se hayan convertido en un mito.
ResponderEliminarestoy con amadeus... muy bien pensado
ResponderEliminarpues anda, que hay que tener tiempo y ganas para leer la reflexión y encima discutirla...
ResponderEliminarsaludos
Octavio