sábado, 2 de mayo de 2009

Pablo Malatesta en el Café del Arte: Recuerdos del futuro


Crónica de Luis Lles extraída de aquí.


El ciclo mensual BSO es, sin duda, una de las mejores ideas gestadas por el colectivo En Vez de Nada, encargado de programar las noches de los jueves en el Café del Arte de Huesca. Se trata, en definitiva, de la versión actualizada de aquellos músicos que acompañaban al piano las imágenes de las películas mudas allá por los comienzos del siglo pasado. Lo que sucede es que ahora el piano ha sido sustituido por guitarras y máquinas. BSO, cuyos anteriores capítulos han sido protagonizados por músicos tan diversos como Pabloski, Frank Rudow (La Jr, ex Manta Ray), Domador, Onka Onichi o Inane, entre otros, recibió en esta ocasión la visita de alguien que en las últimas semanas ha actuado en Huesca en diversas ocasiones con sus distintos proyectos. Hace un mes aproximadamente Pablo Malatesta vino al Café del Arte formando parte de ese vehículo de spoken word que es Experimentos in da Notte. Y la semana pasada actuó en el Jai Alai como miembro del grupo de punk-funk De Vito.


El jueves volvía de nuevo a Huesca para hacerse cargo de "Metrópolis", el célebre filme de Fritz Lang. Bueno, para ser exactos, de una versión editada y recortada del mismo, de cara a adecuarla al timing de una actuación normal. Giorgio Moroder y Jeff Mills, entre otros, han acometido también con anterioridad la tan difícil como apasionante tarea de ponerle música a una película tan influyente y tan entrañable. Porque el retrofuturismo (y "Metrópolis" es la cumbre del retrofuturismo) posee esa maravillosa capacidad de generar algo tan contradictorio como son los recuerdos del futuro. Es increíble como la obra de Fritz Lang puede seguir siendo, casi un siglo después de su gestación, tan absolutamente moderna. Sus imágenes son magnéticas y fascinantes, de una creatividad radical.


Por su parte, Pablo Malatesta es uno de los músicos mejor dotados de la escena zaragozana actual, alguien con amplitud de miras que se presta a los experimentos más diversos. En esta ocasión, sin buscar una conexión estrecha con las imágenes proyectadas (de hecho, los momentos más dramáticos, trágicos o épicos de la película eran apenas subrayados), creó una especie de continuum hipnótico, sin sobresaltos, en el que se pudieron apreciar influencias del post-rock más introspectivo de unos Labradford, del ambient narcótico de Fripp & Eno y, sobre todo, de las delicadas capas de sonido de Vini Reilly, el líder de Durutti Column. Con su guitarra y su máquina, y con su silueta recortándose tras un biombo blanco, Malatesta creó una banda sonora un tanto disléxica, pero confortablemente envolvente, que habría necesitado de una actitud más atenta por parte del público para avivar mejor esos entrañables recuerdos del futuro.

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