Vuelvo del primer encuentro de la Música Hablada, un proyecto que traté de mover durante unos cuantos años, primero con Sergio Algora y después en mi inocente deambular diario por las cajas, instituciones y demás suministradores de subvenciones. No debí generarles mucha confianza, porque me llevé siempre a casa un hatillo lleno de buenas intenciones y palabras de ánimo y muy poca infraestructura. El caso es que al final lo han montado en nuestra querida Zaragota dos tipos con trayectoria, actitud y conocimientos-mucho mayores que los míos, no nos vamos a engañar-: Jose Luis Cortés y Jordi Gayoso aka Lord Sassafras. En este primer día intervenían el presentador del Ambigú, Diego Manrique y el guitarrista de Amaral, Juan Aguirre. Me ha puesto un sms mi querido Javi Almazán aka Copiloto y aunque se ha levantado el viento me he calzado la americana y me he encaminado a la Biblioteca de Aragón. Han empezado con puntualidad casi británica, Jordi en el medio, con su mesa de pinchadiscos portátil, a su izquierda Manrique, a su derecha Juan. El mecanismo era sencillo: a partir de un cuestionario iban apareciendo las filias de cada uno, las canciones que se enlazaban con cada uno de sus recuerdos, de sus vivencias... Manrique, con su voz de radio, profunda y medida, el ritmo marcado por las horas de vuelo, ha empezado con Nat King Cole y su Quizás, quizás, quizás... después Juan se ha decantado por Cecilia. Aguirre se nos ha mostrado como un orador tranquilo y comunicativo, transmitiendo anécdotas de la generación anterior a la mía, Piazzolla en el Rincón de Goya, Nick Cave en el Principal, el I wanna be adored de los Stone Roses, un tema infeccioso de Chucho, Mick Harvey haciendo de Gainsbourg con Initials B.B, toda la vida resumida en un disco como el Omega (aunque ha seleccionado un tema de Lagartija Nick). Algo de los Byrds, por supuesto (incluso, atrevido él, nos ha dejado tocar un LP de vinilo de la banda de McGuinn que le acababan de regalar) y de los Beatles, incluso del folk progre de finales de los setenta. Ha hablado de los amigos, de los barrios, de los momentos puntuales en los que uno es consciente de que su vida cambia. Cuando han pinchado a los Lala´s Copiloto se ha dado la vuelta y me ha dicho sonriente: ésa la he tocado con él. Realmente entretenido. Manrique, que no se me olvida, era más profesional, más distante: La Casa del Sol Naciente recordando una escolaridad con olor a naftalina, sin miedo a declarar su amor conjunto por María Jiménez, las Vainica Doble del sello Gong o el tropicalismo de Os Mutantes, versiones de Marley a cargo del extremeño Tucker, el Like a rolling stone en versión francesa-exiliada, temas de jazz, de hip hop de auténtica primera escuela (la cocaína nunca es la respuesta, ína, ína, ína).
Digestivo en el proceso de aprendizaje, erudicción elegante, saber estar... con Jordi apuntando cuando se debía hacer. Una manera estupenda de pasar la tarde. He visto a Pozo, a Santi Rex y Pepa, a Julio A. Cuenca, Gonzalo de la Figuera...Pilar Navarrete... faltaba un puntito de gente, pero qué le vamos a hacer. Esta ciudad es así.
Nos veremos en la próxima.
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